miércoles, 11 de abril de 2012

El derrumbe del símbolo alemán


Después de 28 años, el 23 de agosto de 1989, Hungría dio permiso a los alemanes del este para cruzar su país y llegar a la RFA a través de Austria; en septiembre de ese mismo año, más de 13 mil alemanes orientales escaparon hacia Hungría.

De ahí en adelante, el muro se convirtió en algo irrelevante (sin importancia) y comenzaron las manifestaciones masivas en contra del gobierno de Alemania oriental. El líder de la RDA en ese entonces, Erich Honecker, renunció a su cargo el 18 de octubre de 1989. Pocos días más tarde fue reemplazado por Egon Krenz.

Así llegó el 9 de noviembre, cuando el muro de Berlín cayó, para evitar que los ciudadanos de la RDA siguieran abandonando en masa el país. Aproximadamente a las 19 horas de ese día, el secretario de Agitación y Propaganda del Partido Socialista Unificado (SED) de Alemania oriental, Gunter Schabowski, anunció, al final de una rutinaria rueda de prensa, la aprobación de un decreto que permitía a los ciudadanos de la república democrática viajar sin limitaciones fuera de sus fronteras. Sin darse cuenta, Schabowski cometió un grave error.

Con todos los acontecimientos que estaban ocurriendo, Krenz no le advirtió que en realidad el decreto llevaba fecha del día siguiente. De hecho, en un principio estaba programado anunciarlo a las 4 de la madrugada del día siguiente. Esto se debió a que aún no se habían transmitido las órdenes a la guardia fronteriza ni se habían puesto en marcha los mecanismos administrativos que requerían los permisos de salida al extranjero.

Mientras Schabowski se trasladaba a su casa, desconocedor de la trascendencia de sus palabras, y el comité central del SED proseguía la reunión presidida por Krenz, los teletipos de las agencias de noticias empezaron a transmitir a todo el mundo la apertura de fronteras de la RDA.

Miles de berlineses del este y del oeste se lanzaron a las calles. A las 23:14 horas, se abrieron las barreras de Berlín oriental ante una avalancha humana que fue acogida por los berlineses occidentales con verdadera emoción. Los guardias fronterizos acabaron levantando las barreras y renunciando al obligatorio control de pasaportes. La gente no paró de abrazarse y cantar. Desde el sector occidental, los más osados se encaramaron al muro junto a la simbólica puerta de Brandemburgo.

Al otro día, Helmut Köhl (canciller en aquel momento de la RFA) interrumpió su visita a Polonia y salió para Berlín, donde se dirigió a decenas de miles de personas en un acto público.

El flujo de visitantes que acudió a Berlín occidental y al oeste de Alemania, procedentes de la RDA, fue aproximadamente de 4 millones de personas.

Finalmente, el 1 de julio de 1990, Alemania oriental y occidental se unieron, asumiendo el viejo nombre de Alemania occidental (la República Federal Alemana).


Helmut Köhl

Nació en la ciudad alemana de Ludwigshasen, Palatinado, en 1930. Estudió Historia y Ciencias Políticas en la Universidad de Heidelberg. Con solo 15 años, se integró a las juventudes del recién fundado Partido Demócrata Cristiano (CDU).

Durante su carrera política fue ocupando puestos políticos en Renania-Palatinado, hasta llegar a presidir el gobierno regional (1969). De allí saltó a la política nacional avalado por su buena gestión. Aunque su partido obtuvo buenos resultados en las elecciones siguientes (1976), la coalición entre socialdemócratas y liberales permitió que el poder siguiera en manos de Helmut Schmidt. En la siguiente convocatoria electoral, en 1980, se vio obligado a ceder la candidatura a Franz Joseph Strauss, que resultó derrotado. Köhl continuó ejerciendo el liderazgo hasta que, en octubre de 1982, desplazó a Schmidt y se convirtió en canciller de la RFA.

En 1990, tras la unificación alemana, se hizo cargo de la presidencia de la República Federal de Alemania Unificada. En 1994 volvió a ser elegido; pero cuatro años más tarde perdió las elecciones ante el socialdemócrata Gerhard Schröeder.

¿Sabías que?

Durante los 28 años que el muro estuvo de pie, miles de personas trataron de escapar. Más de 200 murieron en el intento y otros tantos fueron muertos por la guardia fronteriza de la RDA

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