viernes, 13 de abril de 2012

GLOSARIO

BANCO MUNDIAL: Es uno de los organismos especializados de las Naciones Unidas. Su
propósito declarado es reducir la pobreza mediante préstamos de bajo interés,
créditos sin intereses a nivel bancario y apoyos económicos a las naciones en
desarrollo.

CONTRAS: Es el nombre dado a los diferentes grupos insurgentes opuestos al gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en el poder en Nicaragua desde
la defenestración, en julio de 1979, del gobierno del dictador Anastasio Somoza.

DICTADURA: Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país. En
ocasiones es un gobierno que en un país impone su autoridad violando la
legislación vigente.

DISTENSION: Nos indica un periodo de tregua en un enfrentamiento entre estados, y
que el conflicto todavía no ha sido resuelto. Este término adquirió gran
importancia en conflictos como La Guerra Fría en las fases menos tensas.

GLASNOST: Apertura Informativa y de libertad de expresión practicada en la Unión Soviética desde 1985 que tenía como objetivo regenerar el comunismo y dinamizar el país.

MAOISMO: Transformación del leninismo que ideó y aplicó a la revolución comunista china Mao Tse-tung, político y revolucionario chino del siglo XX. Inspirados en esta
doctrina de Mao surgieron algunos movimientos guerrilleros, especialmente en
Latinoamérica.

NACIONALIZACIÓN: Proceso por el cual pasan a depender del gobierno de la nación propiedades industriales o servicios explotados por los particulares, y que se consideran estratégicos.

NAPALM: Agente gelificante, constituido originariamente por palmitato de sodio
y, en la actualidad, por palmitato de aluminio. Su principal aplicación la
constituyen las cargas de determinadas bombas de aviación. Su empleo por parte
de los estadounidenses en la Guerra de Vietnam fue tristemente célebre.

OTAN: Organización del Tratado del Atlántico Norte (también conocida bajo el
nombre de Pacto Atlántico) se fundó en 1949 y su sede está en Bruselas.

PERESTROIKA: Fue un proceso de reforma basado en la reestructuración de la economía
puesto en marcha en la Unión Soviética por Mijaíl Gorbachov.

PLAN DE AYALA: Fue una proclamación política promulgada por el jefe revolucionario mexicano Emiliano Zapata, dentro de la Revolución Mexicana el 25 de noviembre de 1911, en el que desconoció al gobierno del presidente Francisco I. Madero, a quien
acusó de traicionar las causas campesinas.

PLAZA DE TIANANMEN: Protesta política contra la dictadura y en favor de la democracia. La protesta fue reprimida de modo sangriento por las autoridades chinas, y aquellos dirigentes que simpatizaron con las propuestas democráticas de los manifestantes, como señaladamente el entonces primer ministro Zhao Ziyang, fueron depuestos y sancionados.

PRIMAVERA DE PRAGA: Fue un período de intento de liberalización política en Checoslovaquia que duró desde el 5 de enero de 1968 hasta el 20 de agosto de ese mismo año, cuando el país fue invadido por la URSS, y sus aliados en el Pacto de Varsovia.

POLITICA DEL CHORREO: Sostiene (y aplica la norma) que enriqueciendo más a los ricos caería de la mesa algún día algún mendrugo a los pobres. Teoría sustentada por el ex
Presidente norteamericano Ronald Reagan.

POLITICA DEL GARROTE: Es el nombre con que se conoce a una tendencia en las relaciones diplomáticas estadounidenses de principios del siglo XX. Señala el inicio del imperialismo
estadounidense y de su actuación como potencia mundial.

jueves, 12 de abril de 2012

Guía de aprendizaje nº1: “Guerra Fría 1948 - 1991” (primera parte)

La guerra fría fue uno de los aspectos que caracterizó gran parte de las relaciones internacionales después de la Segunda Guerra Mundial y hasta el derrumbe de la URSS, a fines de la década de 1980.
¿Qué explica la guerra fría?

Este conflicto se genera a partir de la premisa de que la era de las catástrofes no se había terminado. Para los norteamericanos, el futuro del capitalismo mundial y de la sociedad liberal no estaba garantizado (de hecho, la mayoría de los economistas esperaba una crisis tipo 1929). Ellos tenían también muy presente que el sistema internacional existente antes de la 2ª guerra se había hundido, “frente a una URSS comunista enormemente fortalecida que ocupaba amplias extensiones de Europa y extensiones aún más amplias del mundo no europeo”. En realidad, para los norteamericanos y sus aliados, la URSS era un verdadero monstruo que pondría en apuros su hegemonía mundial y que trataría de socavar su poder político y su gravitancia económica. Quien
resume de mejor manera este punto de vista es Winston Churchill, que en su famoso discurso en la
Universidad de Fultons (marzo de 1946), a propósito de la formación de bloques en Europa dijo: "Una
sombra se ha expandido por las escenas tan recientemente iluminadas por la victoria aliada. Nadie sabe lo que la Rusia Soviética ni su organización comunista internacional tienen intención de hacer en el futuro inmediato ni cuáles serán los límites, si los hay, que respetaran en su tendencia a la expansión (...). Desde Stetin en el Báltico a Trieste en el Adriático, un telón de acero ha caído a través del continente. Detrás de esta Línea se encuentran las capitales de todos los países de Europa Oriental (...) los comunistas que eran muy débiles en todos los países de Europa han sido investidos con poderes que no corresponden en modo alguno a su importancia numérica y buscan por todas partes hacerse con el control totalitario".

No obstante, esta percepción era en realidad errónea y algunos contemporáneos tuvieron la capacidad de darse cuenta de ello. Frank Roberts, en una nota que envió al Foreign Office en Londres en 1946, desde la embajada británica en Moscú, escribió: “Aunque la Rusia de los soviets pretende extender su influencia por todos los medios a su alcance, la revolución a escala mundial ya no forma parte de su programa, y no existe ningún elemento en la situación interna de la Unión Soviética que pueda promover el retorno a las antiguas tradiciones revolucionarias. Cualquier comparación entre la amenaza de la Alemania de antes de la guerra y la amenaza soviética actual debe tener en cuenta diferencias fundamentales… Así pues, el riesgo de una catástrofe repentina es mucho menor con los rusos que con los alemanes”.

¿Cómo fue que se llegó a la guerra?

Ya sabemos que después de 1945, y antes incluso, había una mutua desconfianza entre los norteamericanos y los soviéticos. La pregunta que sigue es, ¿qué transformó esta desconfianza en rivalidad? Tanto la URSS como los EE.UU. representaban una ideología considerada un modelo para el mundo. Esta afirmación no necesita mayores explicaciones, aunque tal vez si requiera de algunas consideraciones.

¿Por qué socialismo en vez de capitalismo? Si le hubiésemos preguntado eso a un joven intelectual de la década de 1960, nos podría haber dado argumentos durante toda una tarde y quizá más. No habría partido diciendo las virtudes de su modelo, sino lo malo del modelo enemigo: “el capitalismo, es un sistema intrínsecamente perverso, porque la plusvalía (la diferencia entre el valor de los salarios y el valor de venta de la producción), queda en manos de las elites, mientras que lo que se les paga a los trabajadores ni si quiera alcanza para cubrir las necesidades más básicas. Por lo tanto, en el capitalismo se da implícitamente una lucha de clases.

Hay un grupo pequeño que gana mucho, mientras la mayoría gana apenas para vivir. El sistema va a reventar en algún momento. Los trabajadores deben unirse y derribar el gobierno oligárquico y plutocrático y establecer la dictadura del proletariado, en donde la plusvalía, a través de un Estado fuerte y justo, se reparta equitativamente, hasta que el funcionamiento de la sociedad, cuando esta madure, ya no requiera más de su presencia. Y porque… (etc., etc.). Si a un liberal le hubiésemos preguntado ¿por qué capitalismo en vez de socialismo? La respuesta hubiese comenzado igual que la de nuestro joven anterior, haciendo mención a los defectos del otro modelo: “El socialismo es un sistema perverso, en donde no hay libertad, en donde todas las decisiones las toma el Estado. En fin, se quiere hacer desaparecer la propiedad privada, incluso manipular hasta la forma de pensar de las personas. No señor, la Economía de Mercado es otra cosa. En este modelo uno decide libremente, lo que quiere comprar, lo que quiere hacer con su vida, y el que quiere salir adelante sólo tiene que trabajar.

Si no le gusta la pega, se cambia a otra y punto, pero no se pone a hacer huelgas que detengan la
producción del país. Y porque… (etc., etc.). De manera tal que estábamos frente a dos modelos de sociedad radicalmente opuestos. No había espacio para los dos en el mundo. Uno de los dos se debería
imponer. Sus defensores no daban sólo argumentos racionales, ya que sus ideas eran parte de una
religión, las ideologías del siglo XX.

Que el gobierno de los EE.UU. fuese una democracia: En la URSS había un gobierno totalitario, en donde las decisiones de sus líderes (o el líder) político no pasaban por la gente. El gobierno soviético, aunque también satanizó a su oponente, no tenía que preocuparse por ganarse los votos de los congresistas o por las elecciones presidenciales y legislativas, al contrario que el gobierno de los EE.UU. Fue en este contexto que sobrevino la impresionante carrera armamentista, aunque los líderes de ambas potencias se dieron cuenta rápidamente que si había una guerra, sería la última. Eso quedó claro después de la fabricación de la bomba de hidrógeno (en mayo de 1951 en el caso de EE.UU. y en agosto de 1953 en el caso de la URSS), doscientas veces más poderosa que la de Hiroshima. Por ello se cuidaron muy bien de que realmente se produjera un enfrentamiento. Nace el concepto de armarse para disuadir, esto es, para que el enemigo pensase mil veces antes de atacar. El problema es que hubo un par de generaciones que pensó que la posibilidad de que alguien apretara el botón era real y hubo roces graves (nunca enfrentamientos directos), que hicieron pensar el último momento había llegado.

La guerra fría en la práctica: Ahora que ya sabemos qué explica la guerra fría y cómo fue que se
llegó a ella finalmente, revisemos cómo fue que ésta se dio en la práctica. Según Hobsbawm, la
guerra fría contribuyó a formar el nuevo escenario internacional en tres sentidos: Eliminó o eclipsó la
mayoría de las rivalidades o conflictos que caracterizaron la política mundial antes de la 2ª guerra
mundial, como por ejemplo, el temor a Alemania o a Japón. Congeló la situación internacional y con
ello, estabilizó un estado de cosas, provisional y por fijar. Aunque con la excepción de Europa, las
guerras se mantuvieron, había un relativo control por miedo a la guerra atómica. Llenó de armas el
mundo. Todo el mundo exportó o importó armas.

Casi todos los países fueron abanderizándose con alguno de los bandos. China fue el país que más
inclinó la balanza. Cuando “abrazó” el comunismo fue la principal preocupación de los norteamericanos. Después, cuando en la década del 1960 los chinos se distanciaron de la URSS, EE.UU. aprovechó de cooptarla. Esta vez, la preocupación fue de los soviéticos. América Latina parece haber sido, dentro del tercer mundo, el área más estable, en el sentido que no cuestionó demasiado la tutela norteamericana. Asia fue bastante menos estable aunque su resonancia iba más por el lado de su peso demográfico y por los enormes territorios que cobijaban las fronteras de países como China y la India. La zona más inestable fue África, que vivió un complejo y duro proceso de descolonización. Por su parte, el cercano oriente también sufrió inestabilidad, aunque esta, como lo veremos más adelante, se explica por razones no necesariamente vinculadas con la guerra fría.

Situación de Europa: Europa había sido rápidamente repartida entre las potencias. Sólo la situación de Alemania y de Berlín en particular quedó pendiente. Los norteamericanos quisieron que este país fuese tratado como una unidad económica, pero los rusos no estuvieron de acuerdo. Ante esa disyuntiva, el 2 de diciembre de 1946, los franceses, ingleses y norteamericanos, unieron sus zonas respectivas. En tanto, en 1948 la URSS convocó a una conferencia en Varsovia, capital de Polonia, con la presencia de los países europeos que estaban bajo su esfera de influencia, para integrar su zona alemana. Así fue como nació la República Democrática Alemana (RDA). Como contrapartida, los EEUU, Francia y Gran Bretaña, decidieron instaurar un gobierno en Alemania Occidental (RFA), para lo que firmaron en Washington, el 8 de abril de 1948, el Estatuto de Ocupación, y más tarde el Estatuto Orgánico, que comprendió la creación de un sistema de gobierno semiparlamentario. Berlín también fue repartida entre las cuatro potencias, constituyéndose en una isla en medio de la zona de ocupación soviética. De esta particular situación surgió uno de los primeros roces de la guerra fría, “el problema de Berlín”.

En medio del conflicto al que hemos aludido, era obvio que la administración conjunta de la capital fuese una utopía. La tensión fue casi insoportable cuando en junio de 1948, la URSS paralizó todo el tránsito de personas y mercancías entre Alemania Occidental y Berlín Occidental. Las potencias occidentales establecieron un “puente aéreo”, a través del cual, durante diez meses, abastecieron de alimentos a los dos millones de berlineses occidentales.

El bloqueo fue levantado en mayo de 1949. Diez años después, en 1958, la URSS exigió a Occidente que aceptara la transformación de Berlín en ciudad liberada y desmilitarizada, proposición que fue rechazada. Por esos años, decenas de miles de berlineses del Este trabajaban en el Oeste, y les bastaba recorrer una parada de metro para cambiar de universo y de régimen político. Aproximadamente, dos millones y medio de alemanes orientales se beneficiaron de este hecho entre 1949 y 1961. Alemania Occidental acogía con gusto este flujo de mano de obra, generalmente profesionales. En cambio, para la RDA esta era una sangría de cerebros (médicos, ingenieros, técnicos) formados en sus escuelas y universidades. Hacia 1961, unos 10.000 alemanes abandonaban semanalmente la RDA. En este contexto, en agosto de ese año, la RDA con apoyo soviético,
cerró la frontera entre los dos sectores y levantó luego un muro que, con el transcurso del tiempo fue reforzado con un amplio sistema de barreras. Berlín pasó a convertirse en una ciudad físicamente dividida. El “muro de la vergüenza”, pronto será infranqueable, y se convertirá en un símbolo de la polarización del mundo.


Otros Acontecimientos, en torno a la Guerra Fría:

1.-China: Ya en 1921 se había fundado el partido Comunista Chino (PCC), inspirado por la Revolución Rusa. Al principio colaboró con el Kuomintang (KMT), un partido de tendencia democrática y nacionalista que luchaba por instaurar una República democrática, pero que además buscaba alejar a los imperios occidentales de China, este partido trataba de gobernar China y controlar a los generales que se disputaban el poder. Los líderes del KMT, era el doctor Sun Yat Sen y, tras su muerte en 1925, el general Chian Kai Shek. Al extenderse su dominio sobre China, el KMT se sintió suficientemente fuerte para prescindir del apoyo de los comunistas liderados por Mao Tse Tung e intentó destruirlos. Estos reaccionaron vigorosamente y después de escapar de las fuerzas del KMT, que los rodeaban, emprendieron la famosa "Marcha Larga" (1934-1935), dirigida por Mao; a fin de formar una nueva base de poder en el norte de China. La Guerra Civil prosiguió, complicada por la interferencia japonesa que culminó en la invasión en gran escala de 1937 (Manchuria). Al terminar la Segunda Guerra Mundial en la derrota y retiro de los nipones, Chiang, con la ayuda norteamericana y los comunistas
capitaneadas por Mao, continuaron su propia lucha, Finalmente en 1949 Mao triunfó y Chiang y sus adeptos huyeron a la Isla de Taiwán (Formosa) y formaron la República de China Nacionalista; el segundo país del mundo en extensión había seguido a Rusia en el comunismo.

2.-Corea: Había sido controlada por los japoneses desde 1910. Tras la derrota de Japón en 1945, Corea fue dividida en dos zonas: la del norte, ocupada por rusos y la del Sur por norteamericanos. Los primeros establecieron un gobierno comunista en su zona, y en vista de que no se pudo llegar a un arreglo respecto de todo el país; tal como Alemania, permaneció dividida en dos estados. En 1950 la comunista Corea del Norte invadió a Corea del Sur, Fuerzas de las Naciones Unidas (en su mayoría norteamericanas) acudieron en su ayuda, mientras que los chinos ayudaban a Corea del Norte. Al cabo de mucho avanzar y retroceder, la Guerra de Corea concluyó en 1953, sin que Corea del Sur hubiera adoptado el comunismo.

3.-Vietnam: Aquí se produjo una situación parecida a la de Corea; después que los vietnamitas se independizaron de los franceses (1954); el país fue dividido en norte (comunista) y en Sur (nocomunista). Al estallar una rebelión en el sur contra un gobierno corrupto, el comunista norvietnam prestó auxilio militar a los rebeldes, y los EE.UU. se involucraron más y más en el apoyo del gobierno survietnamita, con el objeto de evitar la difusión del comunismo. En 1973, los norteamericanos se retiraron de la contienda a raíz de lo cual las fuerzas survietnamitas se desplomaron inmediatamente y todo el país quedó unificado bajo un gobierno comunista (1975). Antes de finalizar el año los vecinos países de Camboya y Laos se habían hecho comunistas también. El líder de la Revolución vietnamita fue el doctor y poeta Ho Chi Min.

4.-África: Presenció el establecimiento de gobiernos que mantenían fuertes contactos marxistas en Mozambique (1975), y Angola (1976), los que acababan de alcanzar su independencia de Portugal. En África la Guerra Fría tuvo como telón de fondo la descolonización. Es así como en aquellas áreas en donde las potencias europeas occidentales se resistieron a ceder la independencia, los líderes que la buscaban, encontraron apoyo en la URSS, que se tradujo en armas o en asesoría militar. En la URSS los líderes de los procesos de emancipación africanos encontraron además, la inspiración romántica que los impulsó a seguir adelante.

5.- Medio Oriente: fue una de las zonas de tercer mundo en las que hubo mayor inestabilidad durante la guerra fría, que dio origen a una serie de fenómenos que parecen haber tenido una proyección de mayor duración. El principal factor de desencuentro fue el conflicto árabe-israelí.

Biografía del Emperador Constantino el Grande

La aparición de un apartado sobre la vida del emperador romano Constantino el Grande puede resultar extraña en Arteguias, dedicada al mundo medieval.
Obviamente Constantino es un personaje de la Antigüedad, pero algunas decisiones de su reinado fueron decisivas para entender el transcurrir de toda la Edad Media en Occidente.

Por ello, vamos a prescindir de una biografía al uso, es decir, el relato de los hechos biográficos de su vida, sino que nos centraremos es la decisión trascendente y concreta de la legalización del Cristianismo y su inmediata repercusión sobre el Imperio Romano y el mundo occidental.

El final de las persecuciones a la iglesia cristiana comienza con el triunfo Constantino en la batalla del Puente Milvio, librada en el año 312. Según él, el dios de los cristianos le había concedido la victoria sobre su rival Majencio. En el arco que se levantó junto al Coliseo romano se conmemora la victoria con un explícito agradecimiento a la inspiración divina.

Siempre se ha especulado sobre la veracidad de la fe cristiana de Constantino y algunos creen que, básicamente, fue un instrumento político para intentar la unidad de un imperio sobre el que constantemente acechaban los peligros de la disgregación. En este sentido siempre se ha subrayado que el emperador sólo admitió ser bautizado en el lecho de muerte.

Pero no tiene demasiada importancia histórica las razones que influyeron en Constantino el Grande para suprimir la prohibición y persecuciones de los cristianos en el Edicto de Milán.

El caso es que, tras el Edicto de Constantino, la tolerancia religiosa fue un hecho, en contraste con la salvaje opresión que sus predecesores los emperadores Decio, Valeriano y Diocleciano.

Pero el cambio de situación llegó mucho más lejos que la obtención de simple libertad. La Iglesia pasó a una situación de privilegio y se vio colmada de riquezas, propiedades, inmunidad tributaria y una situación jurídica favorable.
Constantino refunda una nueva capital en el solar de la antigua ciudad de Bizancio (que pasó a denominarse Constantinopla) en cierta medida por su deseo de fijar la corte en un punto cercano a su tierra natal de los Balcanes así como al reconocimiento de la incomparable posición geográfica de la ciudad.
Pero también una de las razones que se barajan era que, a pesar de sus reformas a favor de los cristianos, Roma seguía dominada por la aristocracia pagana y era preferible que un emperador cristiano fundase una nueva capital cristiana.
Una de las consecuencias de la creación de una "nueva Roma" en Constantinopla debilitó inevitablemente a Occidente.

Aunque Constantino restó fuerza a los cultos paganos confiscando los tesoros de los templos, durante dos generaciones la Iglesia se contentó con permitir a los paganos la misma tolerancia por la que tanto había luchado para sí misma.

Aunque los hijos de Constantino prohibieron los sacrificios paganos, era frecuente la resistencia de las creencias anteriores y bajo el reinado de su sobrino Juliano el Apóstata (361-363) se produjo una contraofensiva pagana de importancia
Y es que bastantes problemas tenía la Iglesia con combatir las herejías nacidas en el seno de propio Cristianismo, como quedó demostrado por la necesidad de convocar el Primer Concilio de Nicea, en el año 325, para condenar el arrianismo
Aunque sin plantear objeciones para que otros intervinieran, los emperadores cristianos se habían negado a participar en los tradicionales ritos paganos.
Ya en la año 381, el emperador Graciano se negó a conservar el título de Pontifex Maximus, o máximo sacerdote del antiguo culto estatal y, a pesar de una oposición prolongada y elocuente, fue todavía más lejos y suprimió el altar de la diosa Victoria, sobre el que, desde tiempos de Augusto, había ardido el incienso en el Senado romano.

No tardaría en llegar la definitiva proclamación del Cristianismo Católico como religión oficial del Imperio en tiempos de Teodosio el Grande (Edicto de Tesalónica del año 380)A partir de esta fecha el paganismo está herido de muerte. Este proceso se acelera a partir del año 391, cuando Teodosio prohibe los sacrificios, las ceremonias paganas, y manda cerrar los templos.

Hubo, para ello, que reforzar repetidas veces la ley, lo que provocó una reacción. Pero, tras el reinado del usurpador Eugenio, quien, apoyado por la facción pagana, fue derrotado y muerto el año 394, la antigua religión quedaba condenada a una muerte definitiva.

Si el Cristianismo había tardado tres siglos es propagarse y obtener un espacio en la sociedad romana, el Edicto de Milán de Constantino había logrado el hecho asombroso de invertir completamente la situación en sólo tres generaciones.
Por aquellas fechas, y de manera coetánea a los acontecimientos narrados, las fronteras del Imperio la presión de los pueblos germánicos se hace cada vez más intensa. Posiblemente, todos estos personajes citados no podían imaginar que quedaba poco para la caída definitiva del Imperio Romano de Occidente y para el inicio de lo que los historiadores han dado en llamar "Edad Media". Una Edad Media que será fruto de la combinación de la civilización y leyes romanas, el espíritu de individualismo de los pueblos germánicos y la motivación por la fe cristiana. Por eso, Constantino el Grande es una figura indispensable para poder hablar de la Edad Media europea.

Resumen Guerra Fría

La Guerra Fría dominó la segunda mitad del siglo XX y se tradujo en el colapso del comunismo. La Guerra Fría fue un período de tensión entre los Estados Unidos y la Unión Soviética entre los años 1940 y 1980. Todo comenzó con el fin de la Segunda Guerra Mundial, y se llamó Guerra Fría porque no se activó la guerra entre ambas naciones, probablemente por temor a una escalada nuclear.

Entre medias hubo muchos conflictos indirectos, como las guerras de Vietnam y Corea. También tuvo lugar la crisis de los misiles cubanos en 1962, quizás uno de los episodios que puso más cercana la guerra nuclear. Un avión espía americano U2 tomó fotografías de misiles balísticos soviéticos capaces de transportar cargas nucleares. La Unión Soviética mandó un total de 42 misiles de alcance medio y 24 de alcance intermedio a Cuba. Estados Unidos amenazó con invadir Cuba por dicha cuestión, con lo que en última instancia los misiles fueron retirados con la promesa americana de no invadir Cuba.
Aunque la Unión Soviética y China forjaron una alianza en 1949, siempre hubo un distanciamiento entre ellos que fue aprovechado por los americanos. Los Estados Unidos iniciaron una política de entendimiento con China para contener a los soviéticos. La Unión Soviética invadió Afganistán en 1980, lo que llevó a los americanos y a sus aliados boicotear los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980. En represalia, los soviéticos y sus aliados boicotearon los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984.

Por otra parte, los americanos financiaron con sus armas a la guerrilla afgana para luchar contra las tropas soviéticas. Esta guerra de Afganistán resultó un factor importante para la quiebra de los soviéticos.
En los años ‘80 el presidente norteamericano Ronald Reagan definió a la Unión Soviética como un imperio del mal y que sería confinada a la pila de las cenizas de la historia. El gobierno americano anunció una importante acumulación de armas en un momento en el que la Unión Soviética se encontraba demasiado débil económicamente. En 1985, y al otro lado, Gorbachov se convirtió en el líder de la Unión Soviética, adoptando una actitud conciliadora con los americanos, firmando muchos pactos de reducción de armas. En 1989 hubo una retirada soviética de Afganistán y un año más tarde se firmó la reunificación de Alemania, como Gorbachov como figura importante. Finalmente, el colapso de la Unión Soviética en 1991 propició el fin de la Guerra Fría.

Las principales causas de la Guerra Fría se pueden resumir en:

 La Unión Soviética quería difundir su ideología comunista a todo el mundo, lo que alarmó a los americanos, que odiaban ese sistema político.
 La adquisición de armas atómicas por parte de los americanos alertó enormemente a los soviéticos.
 Ambos países temían el ataque de uno u otro.
 El presidente americano sentía una aversión personal contra el presidente ruso Josef Stalin.
 Los soviéticos temían que Estados Unidos utilizara a la Europa occidental como base para atacar a la Unión Soviética

Las consecuencias que trajo consigo la Guerra Fría fueron:

 Los Estados Unidos y la Unión Soviética acumularon grandes arsenales de armas atómicas y misiles balísticos.
 Se formaron los bloques militares de la OTAN y el Pacto de Varsovia
 Se llegó hasta los conflictos destructivos de Vietnam y Corea
 La Unión Soviética se derrumbó debido a sus debilidades económicas
 Se derribó el Muro de Berlín y se desintegró el Pacto de Varsovia
 Los estados del Báltico y algunas repúblicas ex soviéticas lograron la independencia
 América se convirtió en la única superpotencia del mundo
 Se derrumbó el comunismo

miércoles, 11 de abril de 2012

6.- La Guerra Fría y la política de bloque

3. La Distensión 1962-1975

Tras asomarse "al borde del abismo" nuclear en Cuba, Kennedy y Jruschov decidieron iniciar de forma más sistemática y duradera una nueva política de distensión. Se abría así un nuevo período de la guerra fría en el que los acuerdos entre las superpotencias no impidieron graves conflictos como el de Vietnam o el Oriente Próximo.

Dos factores explican la nueva actitud de la URSS y EEUU. Por un lado, la crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a Moscú y Washington del peligro real de un holocausto nuclear; por otro lado, ambas superpotencias vieron crecer la contestación interna en sus respectivos bloques. La URSS, debilitada por el conflicto chino-soviético, tuvo que hacer frente, entre otros conflictos, a la Primavera de Praga en Checoslovaquia. EEUU vio como la Comunidad Económica Europea y Japón se consolidaban como potencias económicas y como en el seno de la OTAN surgía la disidencia con la Francia de De Gaulle.



3.1. Los acuerdos Este-Oeste

La distensión no paralizó la carrera armamentística entre las superpotencias. Ambas siguieron acumulando misiles nucleares capaces de destruir el planeta.

Tras diversas alternativas, los expertos coincidían en 1971 en que se había llegada a una situación de paridad nuclear. En el vocabulario de los militares, no podía haber vencedores en el caso de una guerra nuclear. La “destrucción mutua asegurada” era cierta y evidente.

En esta situación, los sucesores de Kennedy y Jruschov continuaron la política de distensión. Los presidentes norteamericanos, el demócrata Johnson, que había sucedido a Kennedy tras su asesinato en 1963, y el republicano Nixon, y el líder soviético Leonid Breznev, que había relevado a Jruschov en 1964, trataron de aminorar la tensión internacional. Para conseguir este objetivo, se entablaron negociaciones para limitar la carrera armamentística. Estas negociaciones tuvieron resultados parciales pero significativos:

En 1968, EEUU, la URSS y el Reino Unido firmaron el Tratado de No Proliferación de Armas Atómicas, tratado al que no se unieron las otras dos potencias nucleares, China y Francia.

En 1972 se firmó del Acuerdo SALT I por el que se limitó el número de misiles intercontinentales que podía poseer la URSS y los EEUU.

3.2. Hacia un mundo multipolar

La estructura bipolar con dos mundos alineados férreamente en torno a EEUU y la URSS fue transformándose poco a poco. Mientras que en el bloque occidental surgían nuevos focos de poder económico, en el bloque comunista la disensión política se hizo cada vez más evidente. El panorama se completaba con unos países subdesarrollados, el Sur o Tercer Mundo, que afirmaban su posición mundial mediante el control de las fuentes de energía.

Los nuevos polos de poder en el Oeste

La situación de abrumadora hegemonía norteamericana tras la segunda guerra mundial se vio modificada por el surgimiento en el bloque occidental de dos nuevos polos de poder económico.

Japón pasó de país derrotado y ocupado a convertirse en la segunda potencia económica mundial. Los productos Made in Japan pronto comenzaron a inundar los mercados norteamericano y europeo.


La Comunidad Económica Europea (CEE) tuvo un espectacular éxito económico. Una prueba evidente de ese éxito fue que el Reino Unido, que se había negado a adherirse a la CEE cuando se creó en 1957, solicitó su ingreso en 1961.

Esta diversificación del poder económico no se concretó, sin embargo, en un verdadero desafío político. Sólo la Francia del general De Gaulle, que había accedido al status de potencia atómica en 1960, trató de llevar una política de independencia respecto a Washington.

De Gaulle se negó en dos ocasiones., en 1963 y en 1967, a admitir la entrada del Reino Unido, el más estrecho aliado de EE.UU, en la CEE. En marzo de 1966 Francia se retiró del mando integrado de la OTAN y De Gaulle se atrevió a condenar públicamente la intervención norteamericana en Indochina. La debilidad relativa de Francia no permitió que el desafío gaullista fuera más allá.

Las fuerzas centrífugas en el Este

En la Europa oriental, el desafío al dominio de Moscú tuvo una concreción mucho más violenta.

En 1956, la revolución democrática en Hungría había sido aplastada por los tanques soviéticos. Doce años más tarde la tragedia se repitió en Checoslovaquia. Alexander Dubcek emprendió en 1968 un amplio programa de reformas liberalizadoras conocido como la Primavera de Praga. La reacción soviética no se hizo esperar. El 21 de agosto tropas del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia y pusieron fin al experimento democrático. El líder soviético proclamó la Doctrina Breznev que consagraba el dominio soviético sobre las "democracias populares".


La ruptura chino-soviética se consolidó y agudizó trascendiendo el ámbito ideológico y llegando al enfrentamiento territorial. En 1969 hubo violentos combates en el río Ussuri en la frontera común entre ambos países. Esta ruptura se vio acompañada por el acercamiento chino-norteamericano que culminó con la visita de Nixon a Beijing en febrero de 1972.

Las relaciones Norte-Sur

En los años sesenta se consolidó la idea de que, junto a las relaciones Este-Oeste características de la guerra fría, existían unas relaciones Norte-Sur, esto es, relaciones entre el Norte desarrollado y el Sur subdesarrollado o Tercer Mundo.

El Sur había iniciado su afirmación política con la Conferencia de Bandung y el Movimiento de los Países No Alineados. Pronto esta postura política tuvo su reflejo en el terreno económico.

En 1960 nacía la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que en adelante buscó imponer un alza de los precios del "oro negro". En 1973, en la Conferencia de Argel, el movimiento de los países no alineados proclamó que los países pobres, más que confiar en la ayuda de los países desarrollados, debían de tratar de aumentar su propia capacidad para organizarse y conseguir imponer unas nuevas reglas del juego económico a nivel mundial.

El apoyo occidental a Israel en la guerra del Yom Kippur ese mismo año encolerizó a los países árabes y desencadenó una subida del precio del petróleo que provocó una importante crisis en la economía mundial.

3.3. Los conflictos en la era de la distensión

La distensión buscó alejar el peligro de una guerra atómica entre las superpotencias, no puso fin a la competencia entre los dos bloques enfrentados. Esta competencia se concretó en dos grandes conflictos armados que han marcado la segunda mitad del siglo XX:

El conflicto del Próximo Oriente, que aún en los inicios del siglo XXI sigue siendo uno de los mayores focos de tensión en el mundo.


El conflicto en la península de Indochina que tuvo su mayor exponente en la guerra de Vietnam, la gran derrota americana durante la guerra fría.

Por otro lado, América Latina quedó también atrapada en la dinámica de la guerra fría. El ejemplo de la Cuba de Castro alentó la extensión de guerrillas revolucionarias por muchos países de la región. La respuesta norteamericana fue apoyar cualquier tipo de gobierno que se enfrentara a la expansión soviética. Entre estos gobiernos hubo odiosas dictaduras militares.

Las guerras árabe-israelíes

Las guerras que enfrentaron a árabes e israelíes en 1967 y 1973 ilustraron perfectamente las reglas de la distensión: los dos grandes apoyaron masivamente a los pequeños estados beligerantes, EEUU a Israel, la URSS a los países árabes, pero controlaron el conflicto sin poner en riesgo la paz general entre las superpotencias.

La Guerra de los Seis Días en 1967 y la Guerra del Yom Kippur en 1973 trajeron cambios trascendentales en el Oriente Medio:

Israel pasó de país asediado a potencia ocupante y hegemónica en la región.


Los países árabes reaccionaron utilizando el petróleo como arma económica contra los países occidentales que apoyaban a Israel. Las subidas del precio del crudo que siguieron a la guerra del Yom Kippur en 1973 desencadenaron la “crisis del petróleo” que marcó el fin de una larga etapa de expansión del sistema capitalista en los países desarrollados.

En otro tema desarrollaremos en profundidad el problema del Oriente Medio.

La guerra de Vietnam

Tras los acuerdos de Ginebra de 1954, Vietnam quedó dividido en dos estados enfrentados: Vietnam del Norte, con un régimen comunista dirigido por Ho Chi Minh, héroe de la lucha anticolonial, y Vietnam del Sur, con una dictadura pro-occidental dirigida por Dinh Diem.

En 1956 se creó en el sur el Frente Nacional de Liberación, el Vietcong, organización guerrillera que con el apoyo de Vietnam del Norte inició las hostilidades contra el gobierno survietnamita.

El presidente Kennedy decidió la intervención militar norteamericana en favor de Vietnam del Sur. En 1964, su sucesor, Jonson, se lanzó a la intervención abierta. Un cuerpo expedicionario, que en 1967 alcanzó la cifra de 500.000 soldados, se implicó en una guerra en la que el ejército norteamericano no dudó en utilizar armas químicas ("agente naranja") y o en llevar a cabo brutales bombardeos masivos sobre Vietnam del Norte y las posiciones del Vietcong.

La gran superpotencia, sin embargo, no pudo derrotar a un contrincante masivamente armado por la URSS. Las grandes protestas de la juventud norteamericana y los éxitos militares del Vietcong, como la ofensiva del Tet en 1968, hicieron que en 1969 el nuevo presidente norteamericano, Richard Nixon, decidiera reducir rápidamente la implicación militar de su país en el conflicto. A la vez que los efectivos estadounidenses se reducían drásticamente -de 500.000 pasaron a 50.000-, se puso en pie un gran ejército survietnamita que, con más de 1.800.000 hombres, no dudó en extender el conflicto a Camboya y Laos.

Todos los esfuerzos norteamericanos fueron baldíos. La gran ofensiva norvietnamita de 1972 llevó a la firma de la paz en París, el 23 de enero de 1973.

Los EEUU se retiraron de Vietnam lo que trajo consigo el inmediato derrumbe del régimen de Vietnam del Sur. La ofensiva final comunista llegó en la primavera de 1975. El 17 de abril, Phnom Penh caía en manos de los Jemeres Rojos y el 30 los norvietnamitas y el Vietcong tomaban Saigón. Vietnam se reunificaba bajo un sistema comunista. La larga guerra había terminado.

Vietnam supuso la primera derrota militar de la historia de EEUU. Esta experiencia llevó a que, en adelante, los norteamericanos evitaran la implicación militar directa en los conflictos. Heny Kissinger, figura clave de la diplomacia estadounidense durante la presidencia de Nixon, fue el principal representante de esta nueva actitud.

América Latina: las dictaduras del cono sur

EEUU, tras la implantación de un régimen comunista en Cuba, resolvió no permitir la expansión del bloque soviético en América y no dudó en apoyar dictaduras militares conservadoras y fuertemente represivas. Para EEUU, los movimientos reformistas o revolucionarios en el continente americano más que una respuesta a las fuertes desigualdades sociales de la región, eran acciones desestabilizadoras orquestadas desde Moscú o La Habana con el objetivo de establecer regímenes aliados al bloque soviético. La amplitud de los intereses económicos norteamericanos en la región y su proximidad geográfica reforzaban esta actitud.

Los ejemplos más conocidos, pero no únicos, de esta política fueron las dictaduras de Pinochet en Chile (1973) y de Videla en Argentina (1976).

5.- La Guerra Fría y la política de bloque


2.2. Las crisis internacionales: Berlín, Oriente Medio y Cuba

El Muro de Berlín

De 1951 a 1958 la República Democrática Alemana (RDA), la Alemania comunista, sufrió una verdadera hemorragia demográfica: más de dos millones de alemanes orientales huyeron a la Alemania Occidental. Las diferencias de nivel de vida y la falta de libertades provocaron este éxodo de población.

El 13 de agosto de 1961, ante los ojos atónitos de los berlineses, las autoridades de la RDA iniciaron la construcción de un muro infranqueable que rodearía todo el Berlín occidental. Lo que se denominó en Occidente, el "muro de la vergüenza" se convirtió en el gran símbolo de la guerra fría.

El muro de Berlín vino, sin embargo, a estabilizar la situación en la RDA, calmando las inquietudes soviéticas y suprimiendo uno de los mayores focos de tensión internacional. En adelante, Europa dejó de ser el principal escenario de la guerra fría.

La crisis de los misiles en Cuba

La toma del poder por Fidel Castro en 1959, tras derrocar la dictadura pro-americana de Batista, desencadenó una dura reacción en Washington. Una de las primeras acciones de Kennedy como presidente de EEUU fue el fallido intento de invasión de Bahía de Cochinos o Playa Girón.

Una revolución que, en principio, no era comunista, acabo alineándose con el bloque comunista. La agresividad norteamericana propició que el dictador cubano pidiera a la URSS el despliegue de misiles nucleares en su territorio.

Cuando los aviones espías norteamericanos detectaron las rampas de misiles, Kennedy reaccionó decretando el bloqueo de la isla y anunciando el 22 de octubre que la Armada norteamericana impediría el paso a cualquier nave soviética que se encaminara a la isla. El mundo aguantó la respiración ante la posibilidad de un incidente que llevara a la fatal escalada nuclear.

Finalmente, el 29 de octubre Jruschov cedió y dio orden de dar media vuelta a sus barcos. La URSS acordó retirar los misiles de Cuba a cambio del compromiso norteamericano de no invadir la isla y de la retirada de misiles similares que EEUU tenía desplegados en Turquía.

Oriente Medio: La crisis de Suez

La creación del Estado de Israel en 1948 desencadenó la primera guerra árabe-israelí. Este conflicto, que tras más de medio siglo, sigue sin solucionarse, vino a integrarse en la guerra fría a lo largo de los años cincuenta.

El líder egipcio Nasser nacionalizó el canal de Suez en 1956. Francia y Gran Bretaña, principales accionistas y beneficiarias del uso del canal, reaccionaron mandando tropas al canal. Israel, inquieta ante el activismo panarabista de Nasser, intervino en ayuda de las potencias europeas y ocupó la península egipcia del Sinaí.

Esta acción de las dos antiguas potencias coloniales encontró la reacción inmediata de las dos superpotencias. La URSS amenazó a los agresores con represalias atómicas. Los EEUU, temerosos de que el mundo árabe y todo el Tercer Mundo bascularan hacia el bloque soviético, presionó a París y Londres para que pararan su intervención.

La firme actitud norteamericana terminó por convencer a los líderes europeos para que ordenaran la retirada de sus tropas. La decadencia europea en el concierto mundial se hizo evidente.

La crisis de Suez trajo importantes consecuencias. El Reino Unido y Francia tomaron finalmente conciencia de que habían dejado de ser grandes potencias; Nasser se convirtió en el gran vencedor al transformar una derrota militar en una victoria política; y la URSS consiguió iniciar su influencia en el conflicto del Oriente Medio.

2.3. La ruptura chino-soviética

El triunfo en 1949 de la revolución comunista en China y el consiguiente paso al bloque comunista del país más poblado del mundo parecían anunciar una gran victoria para la URSS. En 1950 la firma del Tratado chino-soviético de amistad, alianza y mutua asistencia despertó gran ansiedad y preocupación en EEUU y el bloque occidental.

Sin embargo, bajo una fachada de amistad se desarrolló una áspera pugna basada en viejas rivalidades nacionales y en la búsqueda del liderazgo del mundo comunista.

Mientras Jruschov lanzaba su política de coexistencia pacífica, Mao Zedong mantuvo una posición desafiante contra el “imperialismo capitalista” de EEUU en el escenario internacional. Además, los chinos no aceptaron las críticas de Jruschov a Stalin y acusaron a las autoridades soviéticas de abandonar los principios revolucionarios comunistas.

El distanciamiento culminó en 1959 cuando la URSS denunció el Tratado militar secreto que unía a ambos países. En 1960 retiró a sus consejeros y técnicos de China.

En 1962, Moscú apoyó a la India en su conflicto fronterizo con China por el dominio de ciertas zonas del Tibet. Beijing (Pekín), por su parte, denunció la actitud soviética en la crisis de los misiles en Cub, acusando a Moscú de haberse rendido ante el imperialismo americano. La ruptura de los dos colosos comunistas se había consumado.

El derrumbe del símbolo alemán


Después de 28 años, el 23 de agosto de 1989, Hungría dio permiso a los alemanes del este para cruzar su país y llegar a la RFA a través de Austria; en septiembre de ese mismo año, más de 13 mil alemanes orientales escaparon hacia Hungría.

De ahí en adelante, el muro se convirtió en algo irrelevante (sin importancia) y comenzaron las manifestaciones masivas en contra del gobierno de Alemania oriental. El líder de la RDA en ese entonces, Erich Honecker, renunció a su cargo el 18 de octubre de 1989. Pocos días más tarde fue reemplazado por Egon Krenz.

Así llegó el 9 de noviembre, cuando el muro de Berlín cayó, para evitar que los ciudadanos de la RDA siguieran abandonando en masa el país. Aproximadamente a las 19 horas de ese día, el secretario de Agitación y Propaganda del Partido Socialista Unificado (SED) de Alemania oriental, Gunter Schabowski, anunció, al final de una rutinaria rueda de prensa, la aprobación de un decreto que permitía a los ciudadanos de la república democrática viajar sin limitaciones fuera de sus fronteras. Sin darse cuenta, Schabowski cometió un grave error.

Con todos los acontecimientos que estaban ocurriendo, Krenz no le advirtió que en realidad el decreto llevaba fecha del día siguiente. De hecho, en un principio estaba programado anunciarlo a las 4 de la madrugada del día siguiente. Esto se debió a que aún no se habían transmitido las órdenes a la guardia fronteriza ni se habían puesto en marcha los mecanismos administrativos que requerían los permisos de salida al extranjero.

Mientras Schabowski se trasladaba a su casa, desconocedor de la trascendencia de sus palabras, y el comité central del SED proseguía la reunión presidida por Krenz, los teletipos de las agencias de noticias empezaron a transmitir a todo el mundo la apertura de fronteras de la RDA.

Miles de berlineses del este y del oeste se lanzaron a las calles. A las 23:14 horas, se abrieron las barreras de Berlín oriental ante una avalancha humana que fue acogida por los berlineses occidentales con verdadera emoción. Los guardias fronterizos acabaron levantando las barreras y renunciando al obligatorio control de pasaportes. La gente no paró de abrazarse y cantar. Desde el sector occidental, los más osados se encaramaron al muro junto a la simbólica puerta de Brandemburgo.

Al otro día, Helmut Köhl (canciller en aquel momento de la RFA) interrumpió su visita a Polonia y salió para Berlín, donde se dirigió a decenas de miles de personas en un acto público.

El flujo de visitantes que acudió a Berlín occidental y al oeste de Alemania, procedentes de la RDA, fue aproximadamente de 4 millones de personas.

Finalmente, el 1 de julio de 1990, Alemania oriental y occidental se unieron, asumiendo el viejo nombre de Alemania occidental (la República Federal Alemana).


Helmut Köhl

Nació en la ciudad alemana de Ludwigshasen, Palatinado, en 1930. Estudió Historia y Ciencias Políticas en la Universidad de Heidelberg. Con solo 15 años, se integró a las juventudes del recién fundado Partido Demócrata Cristiano (CDU).

Durante su carrera política fue ocupando puestos políticos en Renania-Palatinado, hasta llegar a presidir el gobierno regional (1969). De allí saltó a la política nacional avalado por su buena gestión. Aunque su partido obtuvo buenos resultados en las elecciones siguientes (1976), la coalición entre socialdemócratas y liberales permitió que el poder siguiera en manos de Helmut Schmidt. En la siguiente convocatoria electoral, en 1980, se vio obligado a ceder la candidatura a Franz Joseph Strauss, que resultó derrotado. Köhl continuó ejerciendo el liderazgo hasta que, en octubre de 1982, desplazó a Schmidt y se convirtió en canciller de la RFA.

En 1990, tras la unificación alemana, se hizo cargo de la presidencia de la República Federal de Alemania Unificada. En 1994 volvió a ser elegido; pero cuatro años más tarde perdió las elecciones ante el socialdemócrata Gerhard Schröeder.

¿Sabías que?

Durante los 28 años que el muro estuvo de pie, miles de personas trataron de escapar. Más de 200 murieron en el intento y otros tantos fueron muertos por la guardia fronteriza de la RDA

Nace el muro de Berlín


Al término de la Segunda Guerra Mundial (1945), Berlín -la capital de Alemania- fue dividida en cuatro sectores entre los aliados (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética).

En 1949, los sectores estadounidense, británico y francés acordaron transformar a Berlín occidental en un estado de la República Federal Alemana (RFA), prooccidental, y el sector soviético convirtió a Berlín oriental en la capital de la República Democrática Alemana (RDA), prosoviética.

Al principio, los ciudadanos de Berlín podían moverse libremente entre los cuatro sectores, pero cuando se inició la Guerra Fría (a finales de los años cuarenta) se restringieron los movimientos; las fronteras entre ambas Alemanias se cerraron en forma definitiva en 1952, lo que hizo que los sectores occidentales de Berlín resultaran aún más atrayentes para los ciudadanos de la Alemania oriental. Unos 2,5 millones de alemanes del este se pasaron al occidente entre 1949 y 1961.

Para detener esta migración, en las primeras horas del 13 de agosto de 1961, cientos de soldados (miembros de la policía popular de la RDA) y colaboradores de la Stasi (Servicio de Seguridad del Estado) cortaron calles, volaron casas y rodearon Berlín oriental con alambre de púas. Familias enteras se vieron separadas. Más tarde, estas fortificaciones temporales fueron reemplazadas por un muro de concreto de 4 metros de altura por 166 kilómetros de largo, 45 de los cuales cortaban esta urbe en dos partes.

De esta manera nacía el muro de Berlín, fortificación que fue reforzada cuatro veces, que llegó a tener 302 torres de vigilancia, 20 bunkers y 259 zonas controladas por guardias con perros.

Al principio, sólo había un paso para los orientales, en Friedrichstrasse. En cambio, las potencias occidentales tenían dos puntos de control: en Helmstedt, en la frontera entre Alemania occidental y la parte principal de Alemania oriental, y Dreilinden, en la frontera sur de Berlín oriental.

Este muro fue considerado por el bloque comunista (RDA) como una barrera preventiva contra el "peligro de una invasión y la interferencia política de occidente". En cambio, para occidente (RFA), el muro se convirtió en el elemento más notorio de la denominada "cortina de hierro".

4.- La Guerra Fría y la política de bloque


2. La Coexistencia Pacífica 1955-1962

La muerte de Stalin en 1953 y el ascenso al poder de Jruschov, el nuevo líder soviético, abrió un nuevo período en la guerra fría. Tras una fase de grandes tensiones, un nuevo clima en las relaciones entre Washington y Moscú hizo que se hablara de “coexistencia pacífica” y “deshielo”. Sin embargo, este nuevo ambiente no significó el fin de las crisis internacionales. En este período se erigió el Muro de Berlín y la guerra fría se trasladó al continente americano con la Crisis de los Misiles en Cuba. Fue también en estos años cuando, para regocijo norteamericano, los dos colosos comunistas, China y la URSS, rompieron su alianza y se convirtieron en potencias antagónicas.

2.1. El “deshielo”

Jruschov propició una nueva política exterior que denominó de “coexistencia pacífica” con el bloque occidental.

La URSS rechazaba el recurso a las armas para extender la revolución comunista y la idea de que la guerra con el capitalismo era inevitable. En adelante, los bloques debían coexistir pacíficamente, centrando su competencia en el terreno económico, más que en el militar.

Esta búsqueda de la coexistencia no impidió a Jruschov afirmar de forma brutal la hegemonía soviética en los países de su bloque. La intervención militar en Hungría en 1956, que comentamos en extenso en otro tema, fue el mejor ejemplo de esta actitud.


Dos factores explican el giro en la política soviética:

La convicción, totalmente errónea, de que el sistema comunista superaría económicamente al decadente sistema capitalista.
El “equilibrio del terror”, es decir, la situación creada tras la conversión de la URSS en potencia atómica y el rearme acelerado de ambas potencias. Había una certeza general de que una guerra entre las superpotencias llevaría a la mutua destrucción.
Se inició un período que los periodistas denominaron de “deshielo” en las relaciones internacionales. Tras muchos años sin encuentro bilaterales entre los dirigentes de las potencias, Jruschov viajó a EEUU en 1959 reuniéndose con el presidente norteamericano Eisenhower y, posteriormente, celebró una “cumbre” en Viena con Kennedy en 1961.

Sin embargo, la realidad fue mucho más compleja y contradictoria. En esos mismos años, la crisis desencadenada por la construcción del muro de Berlín y, muy especialmente, la crisis de los misiles en Cuba en 1962 llevaron la guerra fría a su momento de mayor tensión y peligro de enfrentamiento nuclear. Mientras el Oriente Medio volvía a ser sacudido por una guerra.

Reformas internas: perestroika y glasnost


Los discursos de Gorbachov en el 27º Congreso del Partido Comunista y el de enero de 1987 ante el pleno del Comité Central dieron cuenta de sus intenciones.

El Presidente soviético hizo un llamamiento a aflojar el control burocrático sobre la economía y la sociedad en general y defendió la necesidad de una mayor "democracia". Estos intentos de reformar el sistema stalinista eran vistos como necesarios para flexibilizar la economía.

Este proceso tuvo lugar bajo la bandera de la perestroika (en ruso, reestructuración), que introdujo un mercado libre limitado y la descentralización de la economía nacional, y de la glasnost (en ruso, apertura o transparencia), que impulsó un reajuste en la vida política y cultural de URSS.

Así, mientras que la perestroika se ocupaba de la reestructuración económica de la Unión Soviética, la glasnost pretendía atenuar las políticas restrictivas que impedían la libertad de expresión y la libre circulación de las ideas. Se cuestionaron los errores del stalinismo y de la historia de la URSS, se inició la libertad de prensa, el pluralismo político y la transparencia informativa que dio a conocer a la población soviética el modo de vida occidental.

El objetivo de la glasnost era crear un debate interno entre los ciudadanos y alentar una actitud positiva frente a las reformas económicas. Asimismo, se pretendía ejercer presión sobre los sectores conservadores del partido que se oponían a la perestroika.

Sin embargo, dos trágicos sucesos obstaculizaron el proceso de reforma económica preconizado por Gorbachov: el grave accidente nuclear en la Central de Chernobil (abril de 1986), que causó graves daños al medio ambiente y reveló las deficiencias del programa nuclear soviético, y el terremoto de Armenia (diciembre de 1988), que provocó más de 20.000 muertos y graves daños materiales.

Biografía de Boris Yeltsin




(Boris Nicolaiévich Yeltsin o Eltsin) Político ruso que acabó con el régimen comunista de la Unión Soviética (Sverdlovsk, Rusia, 1931 - Moscú, 2007). Boris Yeltsin comenzó trabajando en la construcción en su región de origen, en los Urales. En 1961 se afilió al Partido Comunista de la Unión Soviética y siete años después se convirtió en funcionario del mismo.

En 1976 Yeltsin fue elegido secretario general del PCUS en la provincia de Sverdlovsk (la actual Yekaterinburgo). Gorbachov conoció por entonces su actitud reformista, de manera que, cuando accedió al poder como secretario general del partido en 1985, promovió a Yeltsin para dirigir la organización local de Moscú, con el encargo principal de luchar contra la corrupción (al año siguiente le introdujo también en el Politburó, órgano supremo de dirección del partido único y, por tanto, del Estado soviético).

La colaboración entre los dos líderes duró poco, pues Yeltsin comenzó a criticar en público el ritmo excesivamente lento que, en su opinión, llevaban las reformas liberalizadoras de Gorbachov. Éste acabó por apartarle de la jefatura moscovita del partido en 1987 (y del Politburó en 1988).

Para entonces Yeltsin había adquirido ya una gran popularidad como enemigo radical de la dictadura comunista y campeón de quienes consideraban insuficientes las reformas de Gorbachov. En consecuencia, tan pronto como esas mismas reformas permitieron la celebración de elecciones pluripartidistas, Yeltsin accedió por una amplia mayoría al Congreso de Comisarios del Pueblo o Parlamento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1989) y a la presidencia de la República Socialista Federativa Soviética Rusa, que era hegemónica en su seno (1990).
Fue entonces cuando rompió definitivamente con el Partido Comunista y proclamó un programa político de cambio radical, basado en la construcción de una economía de mercado y en la autonomía de las Repúblicas con respecto al poder central de la Unión.

En 1991 Boris Yeltsin organizó unas elecciones presidenciales directas en Rusia, que le otorgaron una cómoda victoria y vinieron a consolidar su posición política. Dos meses después estalló un golpe de Estado militar de inspiración conservadora (comunista) contra el gobierno reformista de Gorbachov; éste quedó retenido en una casa de recreo en la costa del mar Negro, mientras era Yeltsin quien hacía frente a los golpistas en Moscú, arengando a las masas y a los militares leales para que defendieran la democracia.

El golpe fracasó y Yeltsin quedó convertido en el líder más influyente del momento; aprovechó esa fuerza para tomar la iniciativa política apartando a Gorbachov, y en una reunión con los presidentes de las otras dos Repúblicas eslavas -Ucrania y Bielorrusia- acordaron desmantelar la URSS y continuar su andadura por separado como Estados soberanos, asociados en una vaga Comunidad de Estados Independientes (1991).
Gorbachov, teórico presidente de un país que ya no existía, acabó por dimitir en aquel mismo año, culminando así la ascensión política de Yeltsin: al desaparecer la URSS, la Federación Rusa heredó la mayor parte de su arsenal de guerra, su posición privilegiada en las Naciones Unidas y lo que quedaba de su papel de potencia mundial; y al frente de esa nueva Rusia independiente se encontraba un presidente que concentraba los más amplios poderes.

Como presidente de Rusia, Yeltsin desarrolló una política encaminada al refuerzo de su propia autoridad, imponiendo un sistema político de corte presidencialista. Su imitación del modelo norteamericano fue acompañada de un acercamiento a los Estados Unidos, de cuyo apoyo dependió en momentos delicados: como cuando, enfrentado a la oposición parlamentaria de comunistas y ultranacionalistas, ordenó al ejército bombardear el edificio del Parlamento y envió a la cárcel a los diputados contestatarios en 1994; o cuando la proliferación de sentimientos nacionalistas y procesos de autodeterminación que él mismo había auspiciado le obligaron a reprimir por la fuerza el intento de secesión de la República rusa de Chechenia (1994-95).
Sin embargo, el avance de la hegemonía estadounidense en el mundo le llevó a adoptar posiciones de resistencia para recuperar al electorado nacionalista (oponiéndose, por ejemplo, a la ampliación de la OTAN hacia los países de Europa Oriental que pertenecieron a la órbita de influencia de la antigua Unión Soviética). Sus mayores dificultades han venido de la liberalización económica: Yeltsin desmanteló apresuradamente el sistema de control estatal de los mercados y privatizó las empresas públicas, permitiendo la libre empresa en todo el país; estas medidas, que han convertido a Rusia en una economía de mercado, han ido acompañadas de una gran conmoción social, con la acentuación de las desigualdades, la miseria, la corrupción y la criminalidad, lo cual explica el descontento popular que hizo del Partido Comunista la fuerza más votada en las elecciones legislativas de 1995.

A pesar de estos problemas y de su talante autoritario, Yeltsin consiguió imponerse a una oposición dividida y volvió a ganar las elecciones presidenciales en 1996 (aunque por un corto margen frente al candidato comunista). Dada su mala salud, quedó abierta desde entonces la lucha por la sucesión entre sus colaboradores.

Vladímir Putin, que había sido nombrado primer ministro por Yeltsin en agosto de 1999, ganó las elecciones legislativas celebradas en Rusia en diciembre de 1999. Yeltsin presentó su dimisión como presidente de Rusia durante el discurso de fin de año a la nación, y Putin, nombrado por el presidente dimisionario como su favorito para la sucesión en el Kremlin, asumió en funciones la jefatura del Estado y las Fuerzas Armadas.

UN NUEVO ORDEN INSTITUCIONAL :La organización política

A través de un proceso de democratización en todos los niveles y de una movilización organizada de las masas se construirá desde la base la nueva estructura del poder.

Una nueva Constitución Política institucionalizará la incorporación masiva pueblo al poder estatal.

Se creará una organización única del Estado estructurada a nivel nacional, regional y local que tendrá a la Asamblea del Pueblo como órgano superior de poder.

La Asamblea del Pueblo será la Cámara Unica que expresará nacionalmente la soberanía popular. En ella confluirán y se manifestarán las diversas corrientes de opinión.

Este sistema permitirá suprimir de raíz los vicios de que han adolecido en Chile tanto el presidencialismo dictatorial, como el parlamentarismo corrompido.

Normas específicas determinarán y coordinarán las atribuciones y responsabilidades del Presidente de la República, ministros, Asamblea del Pueblo, organismos regionales y locales de poder y partidos políticos con el fin, de asegurar la operatividad legislativa, la eficiencia del gobierno y, sobre todo, el respeto a la voluntad mayoritaria.

A fin de establecer la debida armonía entre los poderes que emanan de la voluntad popular y de que ésta pueda expresarse de un modo coherente, todas las elecciones se efectuarán en un proceso conjunto dentro de un mismo lapso de tiempo.

La generación de todo organismo de representación popular deberá realizarse por sufragio universal, secreto y directo de los hombres y mujeres mayores de 18 años, civiles y militares, alfabetos y analfabetos.

Los integrantes de la Asamblea del Pueblo y de todo organismo de representación popular estarán sujetos al control de los electores, mediante mecanismos de consulta que podrán revocar sus mandatos.

Se establecerá un riguroso sistema de incompatibilidades que conduzca al término del mandato o de la privación de su cargo cuando un diputado o un funcionario de altas responsabilidades se desempeñe como gestor de intereses privados.

Los instrumentos de la política económica y social del Estado constituirán un sistema nacional de planificación, tendrán carácter ejecutivo y su misión será dirigir, coordinar y racionalizar la acción del Estado. Los planes con los que opere deberán ser aprobados por la Asamblea del Pueblo. Los organismos de los trabajadores tendrán una intervención fundamental en el sistema de planificación.

Los organismos regionales y locales de poder del Estado Popular ejercerán autoridad en el radio geográfico que les corresponda y tendrán facultades económicas, políticas y sociales. Podrán, además, entregar iniciativas y ejercer la crítica a los organismos superiores.

Sin embargo, el ejercicio de las facultades de los organismos regionales y locales deberá ajustarse a los marcos fijados por las leyes nacionales y por los planes generales de desarrollo económico y social.

En cada uno de los niveles del Estado Popular se integrarán las organizaciones sociales con atribuciones específicas. A ellas les corresponderá compartir responsabilidades y desarrollar iniciativas en sus respectivos radios de acción, así como el examen y solución de los problemas de su competencia. Estas atribuciones no implicarán limitación alguna a la plena independencia y autonomía de las organizaciones.

Desde el día mismo, que asuma el mando, el Gobierno Popular abrirá canales a fin de que se exprese la influencia de los trabajadores y del pueblo, por intermedio de las organizaciones sociales, en la adopción de decisiones y en la fiscalización del funcionamiento de la administración estatal.

Estos serán pasos decisivos para la liquidación del centralismo burocrático que caracteriza al sistema de administración actual.

La organización de la justicia

La organización y administración de la justicia debe estar basada en el principio de la autonomía, consagrada constitucionalmente y en una real independencia económica.

Concebimos la existencia de un Tribunal Supremo, cuyos componentes sean designados por la Asamblea del Pueblo sin otra limitación que la que emane de la natural idoneidad de sus miembros. Este tribunal generará libremente los poderes internos, unipersonales o colegiados, del sistema judicial.

Entendemos que la nueva organización y administración de justicia devendrá en auxilio de las clases mayoritarias. Además será expedita y menos onerosa.

Para el Gobierno Popular una nueva concepción de la magistratura reemplazará a la actual, individualista y burguesa.

La Defensa Nacional

El Estado Popular prestará atención preferente a la preservación de la soberanía nacional, lo que concibe como un deber de todo el pueblo.

El Estado Popular mantendrá una actitud alerta frente a las amenazas a la integridad territorial y a la independencia del país alentadas por el imperialismo y por sectores oligárquicos que se entronizan en países vecinos y que junto con reprimir a sus pueblos alientan afanes expansionistas y revanchistas.

Definirá una concepción moderna, patriótica y popular de la soberanía del país basada en los siguientes criterios:

- Afianzamiento del carácter nacional de todas las ramas de las Fuerzas Armadas. En este sentido rechazo de cualquier empleo de ellas para reprimir el pueblo o participar en acciones que interesen a potencias extrañas.
- Formación técnica y abierta a todos los aportes de la ciencia militar moderna, y conforme a las conveniencias de Chile, de la independencia nacional, de la paz y de la amistad entre los pueblos.
- Integración y aporte de las Fuerzas Armadas en diversos aspectos de la vida social. El Estado Popular se preocupará de posibilitar la contribución de las Fuerzas Armadas al desarrollo económico del país sin perjuicio de su labor esencialmente de defensa de la soberanía.

Sobre estas bases, es necesario asegurar a las Fuerzas Armadas los medios materiales y técnicos y un justo y democrático sistema de remuneraciones, promociones y jubilaciones que garanticen a oficiales, suboficiales, clases y tropas la seguridad económica durante su permanencia en las filas y en las condiciones de retiro y la posibilidad efectiva para todos de ascender atendiendo sólo a sus condiciones personales.

EL PROGRAMA: El Poder Popular

Las transformaciones revolucionarias que el país necesita sólo podrán realizarse si el pueblo chileno toma en sus manos el poder y lo ejerce real y efectivamente.

El pueblo de Chile ha conquistado, a través de un largo proceso de lucha, determinadas libertades y garantías democráticas, por cuya continuidad debe mantenerse en actitud de alerta y combatir sin tregua. Pero el poder mismo le es ajeno.

Las fuerzas populares y revolucionarias no se han unido para luchar por la simple Sustitución de un Presidente de la República por otro, ni para reemplazar a un partido por otros en el Gobierno, sino para llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige sobre la base del traspaso del poder, de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores al campesinado y sectores progresistas de las capas medias de la ciudad del campo.

El triunfo popular abrirá paso así al régimen político más democrático de la historia del país.

En materia de estructura política el Gobierno Popular tiene la doble tarea de:

- Preservar, hacer más efectivos y profundos los derechos democráticos las conquistas de los trabajadores; y
- Transformar las actuales instituciones para instaurar un nuevo Estado donde los trabajadores y el pueblo tengan el real ejercicio del poder.

La profundización de la democracia y las conquistas de los trabajadores

El Gobierno Popular garantizará el ejercicio de los derechos democráticos y respetará las garantías individuales y sociales de todo el pueblo. La libertad de conciencia, de palabra, de prensa y de reunión, la inviolabilidad del domicilio y los derechos de sindicalización y de organización regirán efectivamente sin las cortapisas con que los limitan actualmente las clases dominantes.

Para que esto sea efectivo, las organizaciones sindicales y sociales de los obreros, empleados, campesinos, pobladores, dueñas de casa, estudiantes, profesionales, intelectuales, artesanos, pequeños y medianos empresarios y demás sectores de trabajadores serán llamadas a intervenir en el rango que les corresponda en las decisiones de los órganos de poder. Por ejemplo en las instituciones de previsión y de seguridad social, estableceremos la administración por sus propios imponentes, asegurando a ellos la elección democrática y en votación secreta de sus consejos directivos. Respecto de las empresas del sector público, sus consejos directivos y sus comités de producción deben contar con mandatarios directos de sus obreros y empleados.

En los organismos habitacionales correspondientes a su jurisdicción y nivel, las Juntas de Vecinos y demás organizaciones de pobladores dispondrán de mecanismos para fiscalizar sus operaciones e intervenir en múltiples aspectos de su funcionamiento. Pero no se trata únicamente de estos ejemplos, sino de una nueva concepción en que el pueblo adquiere una intervención real y eficaz en los organismos del Estado.

Asimismo, el Gobierno Popular garantizará el derecho de los trabajadores al empleo y a la huelga y de todo el pueblo a la educación y a la cultura, con pleno respeto de todas las ideas y de las creencias religiosas, garantizando el ejercicio de su culto.

Se extenderán todos los derechos y garantías democráticas entregando a las organizaciones sociales los medios reales para ejercerlos y creando los mecanismos que les permitan actuar en los diferentes niveles del aparato del Estado.

El Gobierno Popular asentará esencialmente su fuerza y su autoridad en el apoyo que le brinde el pueblo organizado. Esta es nuestra concepción de gobierno fuerte, opuesta por tanto a la que acuñan la oligarquía y el imperialismo que identifican la autoridad con la coerción ejercida contra el pueblo.

El Gobierno Popular será pluripartidista. Estará integrado por todos los partidos, movimientos y corrientes revolucionarias. Será así un ejecutivo verdaderamente democrático, representativo y cohesionado.

El Gobierno Popular respetará los derechos de la oposición que se ejerza dentro de los marcos legales.

El Gobierno Popular iniciará de inmediato una real descentralización administrativa, conjugada con una planificación democrática y eficiente que elimine el centralismo burocrático y lo reemplace por la coordinación de todos los organismos estatales.

Se modernizará la estructura de las municipalidades reconociéndoles la autoridad que les corresponde de acuerdo a los planes de coordinación de todo el Estado. Se tenderá a transformarlas en los órganos locales de la nueva organización política, dotándolas de financiamiento y atribuciones adecuadas, a fin de que puedan atender, en interacción con las Juntas de Vecinos y coordinadas entre sí, los problemas de interés local de sus comunas y de sus habitantes. Deben entrar en funciones con este mismo propósito las Asambleas Provinciales.

La policía debe ser reorganizada a fin de que no pueda volver a emplearse como organismo de represión contra el pueblo y cumpla, en cambio, con el objeto de defender a la población de las acciones antisociales. Se humanizará el procedimiento policial de manera de garantizar efectivamente el pleno respeto a la dignidad y a la integridad física del ser humano. El régimen carcelario, que constituye una de las peores lacras del actual sistema, debe ser transformado de raíz, con vista a la regeneración y recuperación de los que hayan delinquido.

LA UNIDAD Y LA ACCION DEL PUEBLO ORGANIZADO

El crecimiento de las fuerzas trabajadoras en cuanto a su número, su organización, su lucha y la conciencia de su poder, refuerzan y propagan la voluntad de cambios profundos, la crítica del orden establecido y el choque con sus estructuras. En nuestro país son más de tres millones; de trabajadores, cuyas fuerzas productivas y su enorme capacidad constructiva, no podrán sin embargo liberarse dentro del actual sistema que sólo puede explotarles y someterles.

Estas fuerzas, junto a todo el pueblo, movilizando a todos aquellos que no están comprometidos con el poder de los intereses reaccionarios, nacionales y extranjeros, o sea, mediante la acción unitaria y combativa de la inmensa mayoría de los chilenos, podrán romper las actuales estructura y avanzar en la tarea de su liberación.

Los imperialistas y las clases dominantes del país combatirán la unidad popular y tratarán de engañar una vez más al pueblo. Dirán que la libertad está en peligro, que la violencia se adueñará del país, etc. Pero las masas populares creen cada vez menos en estas mentiras. Diariamente crece su movilización social que hoy se ve reforzada y alentada por la unificación de las fuerzas de izquierda.

Para estimular y orientar la movilización del pueblo de Chile hacia la conquista del poder, constituiremos por todas partes los Comités de la Unidad Popular, articulados en cada fábrica, fundo, población, oficina o escuela por los militantes de los movimientos y de los partidos de izquierda e integrados por esa multitud de chilenos que se definen por cambios fundamentales.

Los Comités de Unidad Popular no sólo serán organismos electorales.

Serán intérpretes y combatientes de las reivindicaciones inmediatas de las masas y, sobre todo, se prepararán para ejercer el Poder Popular.

Así, pues, este nuevo poder que Chile necesita debe empezar a gestarse desde ya, dondequiera que el pueblo se organice para luchar por sus problemas específicos y dondequiera que se desarrolle la conciencia de la necesidad de ejercerlo.

Material propiedad www.abacq.net

Este sistema de trabajo común será un método permanente y dinámico de desarrollo del Programa, una escuela activa para las masas y una forma concreta de profundizar el contenido político de la Unidad Popular en todos sus niveles.

En un momento dado de la campaña los contenidos esenciales de este Programa, enriquecidos por la discusión y el aporte del pueblo y una serie de medidas inmediatas de gobierno, serán señaladas en un Acta del pueblo que se constituirá para el nuevo Gobierno Popular y el Frente que lo sustenta, en un mandato irrenunciable.

Apoyar al candidato de la Unidad Popular no significa, por tanto, sólo votar por un hombre, sino también pronunciarse en favor del reemplazo urgente de la actual sociedad que se asienta en el dominio de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros.

LA UNIDAD Y LA ACCION DEL PUEBLO ORGANIZADO

El crecimiento de las fuerzas trabajadoras en cuanto a su número, su organización, su lucha y la conciencia de su poder, refuerzan y propagan la voluntad de cambios profundos, la crítica del orden establecido y el choque con sus estructuras. En nuestro país son más de tres millones; de trabajadores, cuyas fuerzas productivas y su enorme capacidad constructiva, no podrán sin embargo liberarse dentro del actual sistema que sólo puede explotarles y someterles.

Estas fuerzas, junto a todo el pueblo, movilizando a todos aquellos que no están comprometidos con el poder de los intereses reaccionarios, nacionales y extranjeros, o sea, mediante la acción unitaria y combativa de la inmensa mayoría de los chilenos, podrán romper las actuales estructura y avanzar en la tarea de su liberación.

Los imperialistas y las clases dominantes del país combatirán la unidad popular y tratarán de engañar una vez más al pueblo. Dirán que la libertad está en peligro, que la violencia se adueñará del país, etc. Pero las masas populares creen cada vez menos en estas mentiras. Diariamente crece su movilización social que hoy se ve reforzada y alentada por la unificación de las fuerzas de izquierda.

Para estimular y orientar la movilización del pueblo de Chile hacia la conquista del poder, constituiremos por todas partes los Comités de la Unidad Popular, articulados en cada fábrica, fundo, población, oficina o escuela por los militantes de los movimientos y de los partidos de izquierda e integrados por esa multitud de chilenos que se definen por cambios fundamentales.

Los Comités de Unidad Popular no sólo serán organismos electorales.

Serán intérpretes y combatientes de las reivindicaciones inmediatas de las masas y, sobre todo, se prepararán para ejercer el Poder Popular.

Así, pues, este nuevo poder que Chile necesita debe empezar a gestarse desde ya, dondequiera que el pueblo se organice para luchar por sus problemas específicos y dondequiera que se desarrolle la conciencia de la necesidad de ejercerlo.

Material propiedad www.abacq.net

Este sistema de trabajo común será un método permanente y dinámico de desarrollo del Programa, una escuela activa para las masas y una forma concreta de profundizar el contenido político de la Unidad Popular en todos sus niveles.

En un momento dado de la campaña los contenidos esenciales de este Programa, enriquecidos por la discusión y el aporte del pueblo y una serie de medidas inmediatas de gobierno, serán señaladas en un Acta del pueblo que se constituirá para el nuevo Gobierno Popular y el Frente que lo sustenta, en un mandato irrenunciable.

Apoyar al candidato de la Unidad Popular no significa, por tanto, sólo votar por un hombre, sino también pronunciarse en favor del reemplazo urgente de la actual sociedad que se asienta en el dominio de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros.

Programa de la Unidad Popular

Programa de la Unidad Popular

Aprobado por los partidos : comunista, socialista, radical y social-demócrata, el movimiento de acción popular unificado (MAPU), y la acción popular independiente (API), el 17 de diciembre de 1969 en Santiago de Chile.

Los partidos y movimientos que integran el Comité Coordinador de la Unidad Popular, sin perjuicio de mantener cada cual su propia filosofía y sus propios perfiles políticos, coinciden plenamente en la caracterización de la realidad nacional expuesta a continuación y en las proposiciones programáticas que serán la base de nuestra acción común y que entregamos a consideración del pueblo.

Chile vive una crisis profunda que se manifiesta en el estancamiento económico y social, en la pobreza generalizada y en las postergaciones de todo orden que sufren los obreros, campesinos y demás capas explotadas, así como en las crecientes dificultades que enfrentan empleados, profesionales, empresarios pequeños y medianos y en las mínimas oportunidades de que disponen la mujer y la juventud.

Los problemas en Chile se pueden resolver. Nuestro país cuenta con grandes riquezas como el cobre y otros minerales, un gran potencial hidroeléctrico, vastas extensiones de bosques, un largo litoral rico en especies marinas, una superficie agrícola más que suficiente, etc.; cuenta, además, con la voluntad de trabajo y progreso de los chilenos, junto con su capacidad técnica y profesional. ¿Qué es entonces lo qué ha fallado?

Lo que ha fracasado en Chile es un sistema que no corresponde a las necesidades de nuestro tiempo. Chile es un país capitalista, dependiente del imperialismo, dominado por sectores de la burguesía estructuralmente ligados al capital extranjero, que no pueden resolver los problemas fundamentales del país, los que se derivan precisamente de sus privilegios de clase a los que jamás renunciarán voluntariamente.

Más aún, como consecuencia misma del desarrollo del capitalismo mundial, la entrega de la burguesía monopolista nacional al imperialismo aumenta progresivamente, se acentúa cada vez más en su dependencia su papel de socio menor del capital extranjero.

Para la gran mayoría, en cambio, vender a diario su esfuerzo, su inteligencia. Decidir por los demás es lo que hacen todos los días.

Para la gran mayoría, en cambio, vender a diario su esfuerzo, su inteligencia y su trabajo es un pésimo negocio, y decidir sobre su propio destino es un derecho del cual, en gran medida, aún están privados.

En Chile las recetas reformistas y desarrollistas que impulsó la Alianza para el Progreso e hizo suyas el gobierno de Frei no han logrado alterar nada importante. En lo fundamental ha sido un nuevo gobierno de la burguesía al servicio del capitalismo nacional y extranjero, cuyos débiles intentos de cambio social naufragaron sin pena ni gloria entre el estancamiento económico, la carestía y la represión violenta contra el pueblo. Con esto se ha demostrado, una vez más, que el reformismo es incapaz de resolver los problemas del pueblo.

El desarrollo del capitalismo monopolista niega la ampliación de la democracia y exacerba la violencia antipopular.

El aumento del nivel de lucha del pueblo, a medida que fracasa el reformismo, endurece la posición de los sectores más reaccionarios de las clases dominantes que, en último término, no tienen otro recurso que la fuerza.

Las formas brutales de la violencia del Estado actual, tales como las acciones del Grupo Móvil, el apaleo de campesinos y estudiantes, las matanzas de pobladores y mineros, son inseparables de otras no menos brutales que afectan a todos los chilenos.

Porque violencia es que junto a quienes poseen viviendas de lujo, una parte importante de la población habite en viviendas insalubres y otros no dispongan siquiera de un sitio; violencia es que mientras algunos botan la comida, otros no tengan cómo alimentarse.

La explotación imperialista de las economías atrasadas se efectúa de muchas maneras: a través de las inversiones en la minería (cobre, hierro, etc.), y en la actividad industrial, bancaria y comercial mediante el control tecnológico que nos obliga a pagar altísimas sumas en equipos, licencias y patentes, de los préstamos norteamericanos en condiciones usurarias que nos imponen gastar en Estados Unidos y con la obligación adicional de transportar en barcos norteamericanos los productos comprados, etc.

Para muestra un solo dato. Desde 1952 hasta hoy, los norteamericanos invirtieron en América latina 7 mil 473 millones de dólares y se llevaron 16 mil millones de dólares.

De Chile el imperialismo ha arrancado cuantiosos recursos equivalentes al doble del capital instalado en nuestro país, formado a lo largo de toda su historia.

Los monopolios norteamericanos, con la complicidad de los gobiernos burgueses, han logrado apoderarse de casi todo nuestro cobre, hierro y salitre.

Controlan el comercio exterior y dictan la política económica por intermedio del Fondo Monetario Internacional y otros organismos. Dominan importantes ramas industriales y de servicios; gozan de estatutos de privilegio, mientras imponen la devaluación monetaria, la reducción de salarios y sueldos y distorsionan la actividad agrícola por la vía de los excedentes agropecuarios.

Intervienen también en la educación, la cultura y los medios de comunicación. Valiéndose de convenios militares y políticos tratan de penetrar las FF. AA.

Las clases dominantes, cómplices de esta situación e incapaces de valerse por ellas mismas, han intensificado en los últimos diez años el endeudamiento de Chile con el extranjero. Dijeron que los préstamos y compromisos con los banqueros internacionales podrían producir un mayor desarrollo económico. Pero lo único que lograron es que hoy día Chile tenga el récord de ser uno de los países más endeudados de la tierra en proporción a sus habitantes.

En Chile se gobierna y se legisla a favor de unos pocos, de los grandes capitalistas y sus secuaces, de las compañías que dominan nuestra economía, de los latifundistas cuyo poder permanece casi intacto.

A los dueños del capital les interesa ganar siempre más dinero y no satisfacer las necesidades del pueblo chileno. Si producir e importar automóviles de alto precio, por ejemplo, es un buen negocio se desvían hacia ese rubro valiosos recursos de nuestra economía, sin tener en cuenta que sólo un porcentaje ínfimo de chilenos están en condiciones de adquirirlos y que hay necesidades mucho más urgentes que atender; desde luego, en este mismo rubro, la de mejorar la locomoción colectiva, dotar de maquinaria a la agricultura, etc.

El grupo de empresarios que controla la economía, la prensa y otros medios de comunicación; el sistema público, y que amenaza al Estado cuando éste insinúa intervenir o se niega a favorecerlos, les cuesta muy caro a todos los chilenos.

Para que ellos se dignen seguir trabajando, pues sólo ellos pueden darse el lujo de poder trabajar o no, es preciso:

- No darles toda clase de ayuda. Los grandes empresarios estrujan al Estado bajo la amenaza que no habrá inversión privada si las ayudas y garantías que piden no se les otorgan;
- No permitirles producir lo que ellos quieran con el dinero de todos los chilenos, en lugar de elaborar lo que necesita la gran mayoría del país;
- No dejarlos llevarse las ganancias que obtienen a sus cuentas bancarias en el extranjero,
- No dejarlos despedir obreros si éstos piden mejores salarios;
- No permitirles manipular la distribución de alimentos, acapararlos para provocar escasez y de esta manera subir los precios a fin de continuar enriqueciéndose a costa del pueblo. Mientras tanto, buena parte de los que efectivamente producen experimentan una difícil situación:
- Medio millón de familias carecen de viviendas y otras tantas o más viven en pésimas condiciones en cuanto a alcantarillado, agua potable, luz, salubridad.
- Las necesidades de la población en materia de educación y salud son insuficientemente atendidas.
- Más de la mitad de los trabajadores chilenos reciben remuneraciones insuficientes para cubrir sus necesidades vitales mínimas. La desocupación y el trabajo inestable se sufre en cada familia. Para innumerables jóvenes la posibilidad de empleo se presenta muy difícil e incierta.
El capital imperialista y un grupo de privilegiados que no pasa del 10 % de la población, acaparan la mitad de la renta nacional. Esto significa que de cada cien escudos que los chilenos producen, 50 van a parar a los bolsillos de 10 oligarcas y los otros 50 deben repartirse entre 90 chilenos, del pueblo y de la clase media.

El alza del costo de la vida es un infierno en los hogares del pueblo y, en especial, para la dueña de casa. En los últimos 10 años, según datos oficiales, el costo de la vida ha subido casi en un mil por ciento.

Esto significa que todos los días se les roba una parte de su salario o de su sueldo a los chilenos que viven de su trabajo. Igual como les ocurre a los jubilados y pensionados, al trabajador independiente, al artesano, al pequeño productor, cuyas exiguas rentas son recortadas a diario por la inflación.

Alessandri y Frei aseguraron que pondrían término a la inflación. Los resultados están a la vista. Los hechos demuestran que la inflación en Chile obedece a causas de fondo relacionadas con la estructura capitalista de nuestra sociedad y no con las alzas de remuneraciones corno han pretendido hacer creer los sucesivos gobiernos para justificar la mantención del sistema y recortar los ingresos de los trabajadores. El gran capitalista, en cambio, se defiende de la inflación y más aún se beneficia con ella. Sus propiedades y capitales se valorizan, sus contratas de construcción con el Fisco se reajustan, y los precios de sus productos suben llevando siempre la delantera a las alzas de remuneraciones.

Un alto número de chilenos están mal alimentados. Según estadísticas oficiales, el 50 % de los menores de 15 años de edad están desnutridos. La desnutrición afecta su crecimiento y limita su capacidad de aprender, de instruirse.

Esto demuestra que la economía en general y el sistema agrícola en particular, son incapaces de alimentar a los chilenos, pese a que Chile podría sustentar ahora mismo una población de 30 millones de personas, el triple de la población actual.

Por el contrario, debemos importar cada año centenares de miles de dólares en alimentos de origen agropecuario.

El latifundio es el gran culpable de los problemas alimentarios de todos los chilenos y responsable de la situación de atraso y miseria que caracteriza al campo chileno. Los índices de mortalidad infantil y adulta, de analfabetismo, de falta de viviendas, de insalubridad son, en las zonas rurales, marcadamente superiores a las de las ciudades. Estos problemas no los ha resuelto la insuficiente Reforma Agraria del gobierno demócratacristiano.

Sólo la lucha del campesinado con el apoyo de todo el pueblo puede resolverlos. El actual desarrollo de sus combates por la tierra y la liquidación del latifundio abre nuevas perspectivas al movimiento popular chileno.

El crecimiento de nuestra economía es mínimo. En los últimos lustros hemos crecido, en promedio, apenas a razón de un 2 % anual por persona; y desde 1967 no hemos crecido, más bien hemos retrocedido, según las cifras del propio Gobierno (ODEPLAN). Esto quiere decir que en 1966 cada chileno tenía una mayor cantidad de bienes de la que tiene hoy. Ello explica que la mayoría esté disconforme y busque una alternativa para nuestro país.

La única alternativa verdaderamente popular y, por lo tanto, la tarea fundamental que el Gobierno del Pueblo tiene ante sí, es terminar con el dominio de los imperialistas, de los monopolios, de la oligarquía terrateniente e iniciar la construcción del socialismo en Chile.

lunes, 9 de abril de 2012

3.- La Guerra Fría y la política de bloque


1.3. El Mundo Bipolar 1948-1955

La partición de Alemania y la guerra de Corea mostraron al mundo una nueva realidad: la división en dos grandes bloques liderados por EEUU y la URSS. En adelante, cada bloque defendió su zona de influencia frente al avance del bloque contrario. Washington y Moscú utilizaron diferentes mecanismos para conseguir estos objetivos. Mientras tanto, los nuevos países que nacían del proceso de descolonización trataron infructuosamente de crear un movimiento que escapara de esta lógica bipolar.

El bloque occidental

Estados Unidos, para afianzar el desarrollo de su política mundial, desplegó una amplia política de alianzas.

En primer lugar, reforzó los lazos trasatlánticos con Europa Occidental. La crisis de Berlín precipitó la constitución en 1949 de la OTAN, la gran alianza militar del bloque occidental hasta nuestros días.

En segundo lugar, Washington contribuyó de manera decisiva a iniciar el proceso de la integración europea que culminó en 1957 con la firma de los Tratados de Roma y el nacimiento de la Comunidad Económica Europea.

En tercer lugar, empezó a tejer una amplia red de alianzas antisoviéticas por todo el mundo. La OEA; el ANZUS; la SEATO; el CENTO y el Tratado de Seguridad con Japón fueron los principales elementos de esa red de alianzas.

El bloque comunista

El primer paso en la formación del bloque soviético fue la creación de la Kominform (Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros) en 1947.

En 1949, nacía el COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica), organismo que agrupaba a la URSS y a las “democracias populares” europeas. Esta asociación tenía como objetivo la coordinación económico y no funcionó con plenitud hasta 1960.

Tras la victoria de Mao Zedong en 1949, la URSS firmó acuerdos militares y de cooperación con la China comunista.

Finalmente, como respuesta al ingreso de la RFA en la OTAN, en 1955 nació el Pacto de Varsovia, alianza militar que unió a la URSS con todos los países europeos del bloque comunista con la excepción de Yugoslavia.

El Movimiento de los Países No Alineados

Las nuevas naciones africanas y asiáticas que iban surgiendo del proceso de descolonización trataron de defender intereses propios al margen de los dos bloques. Con ese objetivo se celebró, la Conferencia afro-asiática de Bandung en 1955, donde nació lo que se vino en denominar el Movimiento de Países No Alineados.

Esta Conferencia fue dirigida por los grandes líderes de lo que empezaba a denominarse el “Tercer Mundo”, el mundo no desarrollado: el hindú Nehru, el egipcio Nasser y el indonesio Sukarno.

La debilidad económica y política de la mayoría de sus miembros y sus propias divisiones internas impidieron que el movimiento se constituyera en una real alternativa al mundo bipolar de la guerra fría.