miércoles, 26 de septiembre de 2012

Textos para el control 7º Años: Economía chilena 1973 – 1989

Texto nº1:“La evolución Economía”


La Realidad Económica entre 1973 y 1975: los nuevos actores.

Una de las cuestiones más críticas que debió enfrentar la Junta Militar fue darle a la economía un rumbo totalmente diferente al que llevaba hasta el 11 de septiembre de 1973.


El diseñar para ellos un plan económico en el corto plazo era casi imposible. Pero una comisión de economistas opositores a Allende ya había elaborado un programa alternativo al de la Unidad Popular (UP). “El programa fue un encargo secreto hecho por la Sociedad de Fomento Fabril. Esa comisión estaba dominada por un grupo de egresados de la Universidad de Chicago que por distintos caminos se había allegado al Partido Nacional, a la Universidad Católica y al gremialismo” (Cavallo, Ascanio. Ob. Cit., p. 22).

Este documento se conocerá más tarde como El Ladrillo y será la base de la futura política económica del Gobierno Militar. A partir de él, el gobierno centrará sus esfuerzos en lograr ordenar la economía nacional. Los objetivos señalados en El Ladrillo eran (Barahona, Pablo. LA política económica del Gobierno Militar., pp.87-88):


a) Obtener una tasa de desarrollo económico alta y estable a través del tiempo.

b) Erradicar de Chile la extrema pobreza.

c) Garantizar las oportunidades.

d) Obtener pleno empleo.

e) Obtener estabilidad en el sentido amplio de la palabra.

f) Minimizar la dependencia económica en todos aquellos aspectos que tengan incidencia en la independencia política del país.

g) Realizar una efectiva descentralización del sistema económico.


Sin embargo, y a pesar de las medidas tomadas hacia finales de 1974, esto no fue fácil. La inflación aún llegaba a 375,9%, seguía habiendo un déficit fiscal alto y el Producto geográfico Bruto sólo llegaba al 1%.

En abril de 1975 se trajo a Chile a Milton Friedman y a Arnold Harberger, máximos exponentes de los principios económicos de la escuela de Chicago. Su apoyo permitió que el grupo de economistas chilenos impusieran sus puntos de vista y comenzaran a realizar las reformas económicas que “más tarde hicieran conocidas a escala mundial Margaret Thatcher en Gran Bretaña (1979) y Ronald Reagan (1981) en Estados Unidos. Chile se constituyó así en un pionero de los puede considerarse un modelo neoliberal” (Maira, Luis. Los tres Chile de la segunda mitad del siglo XX, p. 22).

Con el fin de provocar definitivamente el cambio económico, el General Pinochet aprobó el denominado Programa de recuperación económica. A partir de ese momento, los llamados Chicago Boys fueron ocupando sucesivamente los cargos del manejo de la economía chilena. Así, al inicio de 1975 el Ministerio de Hacienda estaba en manos de Jorge Cauas, el Ministerio de Economía, en las de Sergio de Castro, el Ministerio de ODEPLAN, en las de Miguel Kast, y el presidente del Banco Central era Pablo Barahona.


La revolución económica (1976- 1982): El milagro económico.

Una vez que los Chicago Boys comenzaron a manejar la economía se empezó a vivir una verdadera revolución. Esta, a pesar de ser de un signo absolutamente opuesto a la llevada a cabo por el gobierno de la Unidad Popular, le era similar en la profundidad de los cambios y en el impacto que tendría en el país.

De entre las medidas más relevantes tomadas durante este período se destacan:

Eliminación de la política proteccionista para importaciones: De un arancel nominal promedio de 105% durante el último año de gobierno de Allende, se pasa a un arancel nominal uniforme de 10% en 1979.

Reprivatización de empresas: De las 400 empresas que el Estado manejaba en 1973, se llegó a no más de 45 en 1980, pues se restituyó a sus antiguos dueños las empresas y tierras expropiadas con procedimientos irregulares

Flexibilización del mercado laboral: A través del debilitamiento del poder sindical, la facilidad de despido y la reducción del salario real.

Régimen fiscal: Se pasa de un elevado déficit del sector público a un superávit en 1979-1981.

Sistema de precios: De un sistema de precios controlado centralmente se pasa a la libertad caso absoluta de precios.

Los resultados de estos cambios se comenzaron a ver en el quinquenio 75-80, como lo demuestra el siguiente cuadro

Años Crecimiento (%) Inflación (%) Desempleo (%)

1975 -(12,9) 343 16

1976 3,5 198 19

1977 9,9 84 18

1978 8,2 37 17

1979 8,3 38 17

1980 7,5 31 17

1981 5,5 9 16

Fuente: Patricio Meller. Un siglo de economía política chilena (1890-1990) p.187.

El “milagro económico” se ve aún claro si se consideran otros indicadores, como por ejemplo:

1973 1980

Exportaciones no tradicionales (US$ Millones) 100 1.800

Reservas del Banco Central (US$ Millones) 167 4.074

Déficit Público (%) 21+ -(5,5)

Estos resultados tuvieron tal impacto en el mundo financiero, que en enero de 1980 el editorial del Wall Street Journal señalaba: “Con el fin de restablecer las relaciones amistosas Chile debería prestar su equipo económico al gobierno de los Estados Unidos” (citado por Alejandro Foxley).

La crisis de 1982

Hacia comienzos de 1981 comenzó a sentirse –sobre todo a nivel de grupos económicos y empresariales- un malestar con respecto a las repercusiones de la política económica impuesta hasta ese momento.

Las razones del malestar se debían al precio del dólar, fijado en 39 pesos desde mediados de 1979 por el Ministro de Hacienda Sergio de Castro. El dólar fijo hacía que las exportaciones mantuvieran su valor nominal, mientras los costos internos (principalmente los salarios ) subían permanentemente, por lo que los “productores nacionales empezaron a sentirse asfixiados por la disminución de sus utilidades” (Ascanio Cavallo, Ob. Cit., p. 37).

Fue también durante 1981 cuando la Superintendencia de Bancos decretó la intervención de cuatro bancos y cuatro financieras que estaban a punto de caer en la insolvencia. A partir de ahí el “milagro económico” comenzó a desaparecer lenta pero sostenidamente.

El 16 de abril de 1982 asumió como nuevo Ministro de Hacienda Sergio De la Cuadra. Dos meses después el peso fue devaluado en 18% y se agregaron nuevos impuestos para superar el déficit fiscal. En julio, Miguel Kast anunciaba la decisión del Banco Central de comprar la cartera vencida de los bancos; en agosto, el dólar llegaba ya a $70, el desempleo se empinaba sobre el 20% y el Programa de Empleo Mínimo (PEM), que había creado el Gobierno para enfrentar la cesantía, debía ser apoyado por el Programa para Jefes de Hogar (POJH).

Antes del fin de ese mes, el Ministro De la Cuadra presentaba también su renuncia y Rolf Lüders asumía la conducción económica como Biministro de Economía y Hacienda.

En enero de 1983 se entró en la etapa más grave de la crisis; el jueves 13 Rolf Lüders anunció la medida más dura tomada en el periodo: la intervención de la Banca. Tres instituciones fueron declaradas en liquidación- su pasivo era tres veces mayor que su patrimonio-, cinco fueron intervenidas- su deuda superaba más de una vez su patrimonio- y dos quedaron en observación.

En febrero le tocaría el turno al propio Biministro: sería reemplazado por Carlos Cáceres.

“La economía chilena estaba afectada en 1982-1983 por un desequilibrio interno y un desequilibrio externo. El primero se expresaba en la elevada tasa de desempleo y en el deterioro de las remuneraciones de los trabajadores. El desequilibrio externo estaba vinculado a la escasez de divisas producida por el enorme esfuerzo que implicaba el servicio de la deuda externa; la opción del Gobierno fue reducir el desequilibrio externo, aunque ello implicaba agravar en el corto y mediano plazo el desequilibrio interno” (Patricio Meller. Ob.cit., p.233).

La gravedad de la crisis vivida por el país en ese periodo sólo es comparable a la recesión de comienzos de la década del 30 y para superarla hubo que esperar hasta fines de la década.

La realidad económica postcrisis: La consolidación del modelo neoliberal.

A partir de 1984 el proceso de ajuste se basó fundamentalmente en una política expansiva con el fin de reactivar el crecimiento. La etapa siguiente comienza a partir de 1985, aproximadamente, y será encabezada por el economista Hérnan Büchi. En ella los esfuerzos se centrarán en el desarrollo de un conjunto de políticas de ajustes de precios y se tratará de reducir la necesidad de contar con créditos externos.

La necesidad de recursos financieros llevó a Chile a tener que recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial.

Como condición para entregar recursos, el FMI propuso un programa basado en tres elementos claves:

a) Política fiscal: Su objetivo principal era controlar el déficit del sector público.

b) Política monetaria: Disminución de los montos de créditos entregados al sector público.

c) Política salarial: Mantención y reducción en términos reales del piso salarial mínimo con el fin de respaldar la devaluación real.

La aplicación sistemática y ordenada de estas condiciones, junto con el pago total y puntual de los intereses de la deuda externa, permitieron contar con el apoyo de recursos constantes, tanto el FMI como el Banco Mundial y del Banco Interamericano del Desarrollo (BID).

Si se comparan algunas cifras del periodo 1982-1989 se ve como el ajuste tuvo resultados positivos:

1982 1989

Balance Comercial Millones de US$ 63 1.578

Cuentas Corrientes Millones de US$ -(2.034) -(740)

Crecimiento Económico PGB (%) -(14,1) 10

Inflación (%) 20,7 21,4

Desempleo (%) 26,1 9,9

Fuente: Patricio Meller. Un siglo de economía política chilena (1890-1990) p.235, cuadro 3.20.

Fuente: Francisco Frías Valenzuela, Manual de Historia de Chile.


Texto nº2:“Surge el Liberalismo”

La economía del liberalismo, que se creía sepultada hacía setenta años, reapareció y se consolidó con el gobierno de Pinochet.

Sin tener un concepto propio de la economía, los militares la dejaron en manos de los Chicagos Boys, un grupo de economistas formados en la Universidad de Chicago, que eran partidarios del liberalismo más ortodoxo. Debía favorecerse el interés de los empresarios y de las empresas privadas, para fomentar la inversión nacional y extranjera. Esa política sería en provecho de los altos sectores sociales, pero algún día beneficiaría a los más desfavorecidos.

El gobierno pagó a las compañías extranjeras por la expropiación que se había hecho de las minas y estimuló nuevas exportaciones por capitales del exterior. Devolvió los bancos a sus antiguos propietarios y se hizo cargo de las deudas de ellos, pagándolas con dineros de todos los chilenos. También devolvió las industrias y los fundos expropiados por la Reforma Agraria y vendió a poderosos grupos económicos, a bajos precios, diversas empresas del Estado. Era una política de privatización.

En materia de previsión social, atención médica y jubilación, el Estado traspasó esas funciones a empresas privadas, las ISAPRES y las AFP.

Antes que la política liberal comenzara a dar resultados, hubo un empobrecimiento en los sectores medios y bajos. Una aguda cesantía expandió los niveles de miseria y se incrementó la violencia y la delincuencia a límites desconocidos hasta entonces.

Hacia fines de la década de 1980 la economía entró en un periodo de mayor holgura y durante los gobiernos de Aylwin y Frei Ruiz-Tagle ha llegado a un franco desenvolvimiento gracias al equilibrio de los aspectos macroeconómicos.

Ha seguido favoreciéndose la inversión de capitales de dentro y fuera del país, ha habido aumento de la exportación, ha bajado la inflación y se ha mantenido el valor de la moneda.

El presupuesto ha sido reorientado para invertir y gastar más en educación, salud, vivienda y obras públicas. Sueldos y salarios han aumentado moderadamente su valor real.

La empresa privada, favorecida por la política económica, ha mostrado capacidad organizativa y un espíritu muy dinámico. Han tomado importancia las compañías destinadas a los rubros de minería, celulosa, papel, fruta, electricidad y telecomunicaciones. Bajo las nuevas circunstancias, han aumentado sus capitales y sus ganancias.

Los altos sectores de la sociedad han sido los más favorecidos con la riqueza, se ha acentuado el lujo y los gastos superfluos. La oferta de bienes caros, que no se justifican, ha desarrollado el consumismo y ni siquiera ha escapado, en un nivel más modesto, la baja clase media. En tal situación, subsisten sectores de extrema pobreza.

Fuente: Sergio Villalobos R., Breve Historia de Chile.



Texto nº3:“La Economía”

El cobre llegó a ser la principal fuente de entradas del erario nacional gracias a las inversiones efectuadas por compañías estadunidenses. Su producción aumentó de 192.500 toneladas en 1925 a 1.412.000 en 1988. Durante la Segunda Guerra Mundial y la de Corea, Chile vendió el metal a precios fijados por los Estados Unidos, con enormes pérdidas para el fisco. Chilenizado y nacionalizado, financió casi 70% del presupuesto nacional. El Departamento del Cobre (1955) supervisó todo lo relacionado con su producción, venta y contribuciones. En 1966 se constituyó Codelco. Notable incremento tuvieron las extracciones de oro, litio, plata y molibdeno. La industrialización se aceleró a partir de 1938 gracias a la influencia de la Corfo. Durante el gobierno militar aumentó la producción agropecuaria y forestal destinada a mercados externos. Aun así, la modernización originó enormes desigualdades en la distribución del ingreso, estimándose que hacia 1990 había 5 millones de pobres, casi 40% de la población. La lucha contra la inflación, en cambio, tuvo resultados positivos, especialmente en los últimos años de la década de 1980.

En 1974 la deuda externa pública se elevaba a 3.583 millones de dólares, en tanto que la privada alcanzaba 443 millones de dólares. El programa económico de reactivación llevado a cabo por el régimen militar significó una apertura al crédito internacional con el consiguiente endeudamiento, sin que se adoptaran las medidas fiscalizadoras que asegurasen el destino de los préstamos avalados por el Estado. Así, en 1982 la deuda pública había crecido a 5.166 millones de dólares, lo cual representaba un aumentó dentro de la perspectiva del modelo económico en boga, aun considerando los riesgos de la inestable economía mundial. La deuda externa privada, sin embargo, llegaba a 8.726 millones de dólares, sin que existiese constancia efectiva de que los grupos económicos que surgieron en la época realmente la hubiesen invertido en proyectos de desarrollo. La crisis económica internacional dejó, en la segunda mitad de 1982, sumido al país en una dramática situación, debiendo suspender el pago oportuno de las amortizaciones. La banca privada estuvo a punto de quebrar. El gobierno decidió intervenirla, asumiendo deudas que superaban los 6 mil millones de dólares. Mientras parte de los más importantes bancos eran traspasados a pequeños inversionistas mediante el proceso de capitalismo popular financiado por la Corfo, el Estado se abocó, con éxito, a renegociar la deuda que tomó a su cargo para salvar el proceso productivo nacional.

Fuente: Osvaldo Silva Galdames, Breve Historia Contemporánea de Chile.







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