martes, 4 de septiembre de 2012

Guerra contra el terrorismo

La guerra de Estados Unidos y Gran Bretaña en Afganistán fue la reacción del primer país ante los atentados del 11 de septiembre de 2001 a las torres gemelas, y desencadenó una lucha contra el terrorismo que prosigue hasta hoy.

Guerra en Afganistán

    Luego de los atentados a las torres gemelas del World Trade Center y al edificio del Pentágono, el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, definió estas acciones como actos de guerra y declaró que cualquier Estado que apoyara o diera refugio a los terroristas sería considerado hostil, iniciando, de esa manera, su lucha internacional contra el terrorismo.

Uno de los países que cabía en esta descripción era Afganistán, que albergaba y protegía al grupo terrorista Al Qaeda, liderado por el multimillonario saudí Osama Bin Ladeny acusado de los atentados en Estados Unidos. Bush exigió al gobierno talibán de Afganistán, presidido por el mulá Mohamed Omar, que entregara a los integrantes de Al Qaeda y que le diera pleno acceso a los campamentos terroristas escondidos en su territorio.

Como no hubiera respuestas a sus demandas, Estados Unidos y Gran Bretaña comenzaron a bombardear la capital de Afganistán, Kabul, el 7 de octubre de 2001, y otras ciudades como Kandahar y Jalalabad.
La operación, bautizada primero como Justicia Infinita y luego como Libertad Duradera, contó con el apoyo de la comunidad internacional.

Ataque aéreo
El portaaviones USS John F. Kennedy y la compañía aérea Ala Siete, participaron frecuentemente en la operación Libertad Duradera. El portaaviones USS John F. Kennedy y la compañía aérea Ala Siete, participaron frecuentemente en la operación Libertad Duradera.
Durante el conflicto, lo primero que los afganos vieron caer sobre su territorio fueron alrededor de 50 misiles crucero Tomahawk y bombas guiadas de alta precisión. Los explosivos fueron lanzados desde quince bombarderos B-1, B-2 y B-52, y desde 25 cazabombarderos.
Estos bombardeos, más las armas y el asesoramiento de Estados Unidos, facilitaron, en solo 40 días, el avance hacia Kabul de los integrantes de la Alianza del Norte, que era una coalición de etnias opositora a los talibanes, constituida en su mayoría por pashtunes, además de tayicas, uzbecos y hazaros.
Luego de la caída de Kabul, la capital espiritual de los talibanes, Kandahar fue la siguiente en ser controlada por las fuerzas opositoras, en diciembre de 2001, y, posteriormente, el complejo de galerías subterráneas de Tora Bora, donde se suponía que se habían refugiado los miembros de Al Qaeda, incluido el propio Osama Bin Laden.

El primer ataque terrestre de las fuerzas occidentales sobre Afganistán fue liderado por los Ranger del Ejército de Tierra estadounidense, más otras unidades de elite. Estas fuerzas capturaron a Abdul Salam Zaef, ex embajador afgano talibán en Paquistán, y a Ibn al Shaykh al Libi, un libio que tenía a su cargo los campamentos de Al Qaeda en Afganistán. Además, el egipcio Mohamed Atef, mano derecha del saudí, fue muerto durante un bombardeo.

Sin embargo, nunca se pudo capturar al mulá Omar ni a Osama Bin Laden, principales objetivos de Estados Unidos, a pesar de que los estadounidenses ofrecieron por este último una recompensa de 25 millones de dólares.

La ofensiva militar estadounidense fue también aprovechada para probar armas y material bélico de última generación. Misiles más inteligentes, aviones espía ultrarrápidos y hasta cascos con cámara de video fueron usados en los ataques contra los campamentos de los grupos islámicos radicales.

Irak en la mira

Un helicóptero sobrevuela un campo petrolero destruido en Irak. Un helicóptero sobrevuela un campo petrolero destruido en Irak.
Luego de la guerra contra Afganistán, los ojos de Estados Unidos se dirigieron hacia Irak, mencionado junto a países como Corea del Norte e Irán "y sus aliados terroristas" como integrantes de un "eje del mal que se arma para amenazar la paz del mundo", según palabras de Bush.

Asimismo, el mandatario estadounidense impulsó la teoría de la "guerra preventiva", que consistía en utilizar la fuerza militar allí donde "fuera necesario para defender nuestra libertad y nuestras vidas". Este nuevo concepto le permitía invadir cualquier territorio que considerara un peligro para la seguridad de Estados Unidos. Condoleezza Rice, consejera de seguridad de Estados Unidos, afirmó que "no podemos permitirnos el lujo de no hacer nada sobre Irak".

Sin embargo, a diferencia del conflicto en Afganistán, esta actitud de Estados Unidos no contó con el apoyo de la ONU y del resto del mundo, a excepción de países como España e Inglaterra. El Primer Ministro de esta última nación, Tony Blair, aseguró, sobre la base de un informe de inteligencia que no presentaba pruebas concretas, que Irak había desarrollado planes para usar armas químicas y biológicas.
Entretanto y luego de varias negociaciones, Saddam Hussein, dirigente máximo del partido gobernante Baas y Presidente de Irak, aceptó la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que lo presionaba para que dejara ingresar a su país a los inspectores de armas de la ONU.

Pero Collin Powell, secretario de Estado de Estados Unidos, presentó en febrero de 2003, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, una serie de grabaciones telefónicas, imágenes satelitales e informes de inteligencia tendientes a demostrar que Irak escondía armas de destrucción masiva, continuaba sus contactos con Al Qaeda y engañaba a los inspectores.

Pero unas semanas más tarde, un nuevo informe de los inspectores de la ONU, presididos por Hans Blixy el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed el Baradel, insistió en que no se habían hallado armas de destrucción masiva en Irak. Solo se habían encontrado misiles Al-Samoud 2, que violaban las restricciones impuestas después de la primera Guerra del Golfo (1991) y que Irak había comenzado a destruir. Pero Estados Unidos declaró que eso era insuficiente y que ahora buscaba no solo el desarme del país de Asia Menor, sino que el cambio de régimen político.

Refugiados y elecciones

Hamid Karzai Hamid Karzai
Como consecuencia de los bombardeos aliados, cerca de un millón de afganos huyó hacia los países limítrofes. Para suavizar en algo esta situación, durante la primera etapa de la ofensiva, junto a los misiles fueron arrojadas alrededor de 35.000 raciones de alimentos y medicinas, con la leyenda “Un regalo del pueblo americano” en inglés, francés y español.

La caída del régimen talibán, el 6 de diciembre de 2001, animó el regreso de más de 800.000 refugiados a Afganistán, de acuerdo con las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). La mayor parte de ellos, casi 600.000, retornó desde Pakistán; el resto lo hizo desde Irán y Tayikistán.

El 22 de diciembre de 2001 se creó un nuevo gobierno de 30 miembros, representativo de las etnias del país, y que asumió sus funciones bajo la conducción del pashtún moderado Hamid Karzai, elegido por la Loya Jirga, la asamblea que agrupa a todos los clanes afganos.

Los dirigentes afganos también aceptaron que 5.000 soldados pertenecientes a una fuerza multinacional se quedaran en Kabul para vigilar el proceso de transición del país, cuya reconstrucción fue asumida por Europa. Mientras tanto, los primeros prisioneros talibanes eran conducidos a la base militar americana de Guantánamo en Cuba, donde las condiciones de extrema seguridad a las que han sido sometidos, han generado una serie de críticas de la comunidad internacional.

En el plano político, en noviembre de este año (2004), Karzai fue elegido como Presidente de Afganistán, en las primeras elecciones por sufragio universal que se realizaron en la historia de ese país.

La guerra

Numerosos iraquíes participaron en el derribo de la estatua de Saddam Hussein, cuando cayó Bagdad en la segunda Guerra del Golfo. Numerosos iraquíes participaron en el derribo de la estatua de Saddam Hussein, cuando cayó Bagdad en la segunda Guerra del Golfo.
A pesar de las multitudinarias manifestaciones anti bélicas en la mayoría de las principales ciudades del mundo, y de que Blix sólo pedía algunos meses para terminar su trabajo inspectivo, el 17 de marzo de 2003 Bush dio 48 horas a Hussein (quien tampoco había contribuido a calmar los ánimos con sus encendidas declaraciones anti estadounidenses) para abandonar el país junto a su familia. El ultimátum fue rechazado y la ONU evacuó a sus inspectores y al resto de su personal.

El 20 de marzo se inició el bombardeo sobre Bagdad, la capital de Irak, comenzando la segunda Guerra del Golfo, entre ese país y una coalición formada por Estados Unidos e Inglaterra más algunos aliados menores (España, Marruecos y Palau, entre otros).

Durante los primeros dos días cayeron más de tres mil misiles en la zona.
Más tarde, con el apoyo de los británicos, 90.000 soldados estadounidenses invadieron Irak y rodearon sus principales ciudades. Al contrario de lo que se creía, la resistencia del ejército iraquí, compuesto por alrededor de 390 mil soldados y de las milicias fedayines, fue débil. El 9 de abril de 2003 fue derribada en Bagdad una gigantesca estatua de Hussein por un grupo de bagdadíes, con la ayuda de los estadounidenses, y el 14 de abril caía Tikrit, ciudad natal de Hussein y último bastión del régimen.

Pero el fin del conflicto no trajo la paz, ya que sangrientos atentados atribuidos a seguidores de Saddam Hussein mataron a más iraquíes y soldados de la coalición que durante la campaña bélica. Sólo desde el final de la guerra han muerto cerca de 800 soldados y, aproximadamente, 8.000 civiles iraquíes.

Tampoco se capturó de inmediato a Hussein y su familia, ya que este y varios líderes iraquíes lograron escapar. Sin embargo, algunos de los dirigentes se entregaron cuando el comando militar de la coalición difundió una lista con los 55 más buscados para capturarlos o matarlos. Además, a fines de julio, los dos hijos de Hussein, Qusay y Uday, murieron durante un enfrentamiento con las tropas estadounidenses en una casa en Mosul, donde se ocultaban. Pero sólo en diciembre Saddam Hussein fue capturado.

La última acción militar importante después de la caída de Hussein fue la operación bautizada como Furia Fantasma, donde participaron cerca de 10.000 soldados norteamericanos y 2.000 iraquíes. Este operativo comenzó el 9 de noviembre pasado (2004) y su objetivo fue tomar el control de la ciudad de Falluja, uno de los postreros refugios de los sunnitas leales a Hussein y donde se cree que se escondía el terrorista jordano Abu Musab al-Zarqawi, presunto responsable de muchas de las decapitaciones de rehenes extranjeros, ocurridas últimamente y uno de los principales dirigentes de Al Qaeda.

Repercusiones

Iyad Allawi Iyad Allawi
La coalición anglo-norteamericana tomó el control de la política interna de Irak y disolvió el partido Baas. Luego nombró un consejo de gobierno transitorio de 25 miembros, donde la mayor representación correspondió a la comunidad chiíta, ya que los practicantes de esta corriente del islamismo constituyen el 60 por ciento de la población de Irak. Pero durante el gobierno de Hussein (de la minoría sunnita) habían sido duramente reprimidos.

El 8 de junio de este año (2004) asumió un gobierno provisorio iraquí, encabezado por el primer ministro Iyad Allawi y el Presidente interino Ghazi al Yawar. El 30 de enero de 2005 se realizarán elecciones para elegir una Asamblea Nacional encargada de redactar la nueva Constitución, la cual se someterá a aprobación en un referéndum nacional posterior y, en diciembre del mismo año, se efectuarán elecciones presidenciales y legislativas.

Sin embargo, el poder de la actual administración iraquí está limitado por la presencia de 165.000 soldados extranjeros, 138.000 de ellos estadounidenses, aparte de que numerosos puestos administrativos son ocupados por consejeros dependientes de organismos extranjeros.

Por otra parte, la conclusión final de los inspectores de la ONU fue que no se pudo demostrar la existencia de armas de destrucción masiva en Irak o de algún plan tendiente a su construcción.

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