viernes, 11 de mayo de 2012
Benjamín Franklin, científico: (Boston, 17 de enero de 1706 - Filadelfia, 17 de abril de 1790)
Filósofo, político, físico, economista, escritor y educador, figura clave en la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, creó las bases de lo que hoy se entiende como «el ciudadano americano ejemplar».Era el decimoquinto de los hijos y comenzó a aprender el oficio de su padre, que era un pequeño fabricante de velas y jabón. Cansado de este trabajo, se colocó a los 12 años en la imprenta de un familiar, desarrollándose así su amor a la cultura. El escaso tiempo libre lo empleaba en devorar todo tipo de libros que caían en sus manos.
Sus primeros versos y artículos los publicó en un periódico que su cuñado había fundado. A los 17 años, debido a discusiones con él, se traslada a Nueva York para hacer fortuna. Respaldado por el gobernador de Filadelfia, instala una imprenta y decide ir a Londres a comprar el material. Allí, olvidándose un poco de sus propósitos principales, trabaja en la imprenta Pelmer, conociendo a distinguidas personalidades.
Cuando tenía dieciocho años, viajó de Filadelfia a Londres, -con la expectativa de unas cartas de recomendación que finalmente no dieron resultado. Sin embargo, encontró trabajo de impresor. Siendo todavía adolescente, los libros que imprimía y sus propios escritos lo pusieron en contacto con algunas de las figuras literarias del momento. Cuando tenía veinte años volvió a Filadelfia para trabajar en la tienda de un amigo. Muy poco después volvió a dedicarse a la impresión y, en 1730, cuando tenía veinticuatro años, contrajo matrimonio con una novia anterior, Deborah, que se había casado mientras él estaba en Londres, pero a la que había abandonado su marido. Fue una unión que duró hasta su muerte, cuarenta y cuatro años después.
La naturaleza del rayo: Franklin se interesó por la ciencia en esa época. Durante el resto de su vida, aunque comprometido con la escritura, la edición, la política y la diplomacia, se mantuvo al tanto de los últimos descubrimientos gracias al contacto con otros científicos y a sus propios experimentos. En 1743 fundó la primera sociedad científica norteamericana, la American Philosophic Society. También encontró tiempo para desarrollar unas cuantas invenciones notables, incluidos los pararrayos, las lentes bifocales y la estufa de Franklin.
Franklin estaba particularmente interesado en la electricidad y en el magnetismo, que en aquellos momentos se comprendían muy poco. En 1745, un físico holandés llamado Píeter van Musschenbroek, que vivió en la ciudad de Leiden (o Leyden), inventó un dispositivo de almacenamiento eléctrico que se conoció como «la botella de Leiden»; y sería la experiencia de Franklin con este ingenio la que inspiró su experimento más famoso. Las botellas de Leiden, al ser tocadas, producían una chispa y una descarga eléctrica. Sospechando que el rayo era una forma de electricidad similar a la chispa de la botella de Leiden, Franklin decidió intentar capturar la electricidad de un rayo en una de sus botellas.
Un día de 1752, conectó un alambre a una cometa de la cual pendía un hilo de seda atado a una llave. Hizo volar su cometa hacia un nubarrón y, cuando colocó su mano cerca de la llave, una chispa saltó entre ambas. Después consiguió cargar la botella con la energía del rayo, a través de la llave, al igual que podía haberla cargado con una máquina generadora de chispas. Fue una emocionante demostración de que el rayo y la humilde chispa de la botella eran el mismo fenómeno. Cuando informó sobre su experimento creó sensación, y corno recompensa fue admitido como miembro en la Royal Society de Londres. Pero tuvo mucha suerte: las dos personas siguientes en intentar el mismo experimento terminaron electrocutadas.
Fue nombrado director general de Correos y ya entonces propuso en el Congreso de Alvan un proyecto para unir las colonias. También fue miembro del Congreso Continental y, en 1776, firmó la Declaración de la Independencia, ganándose hábilmente las simpatías de franceses, españoles y holandeses. Desde esa fecha hasta 1785 estuvo de embajador en París, donde se hizo muy popular en las logias francmasónicas, e intervino en la paz con Inglaterra, contra la que había luchado en pro de las libertades de Estados Unidos.
A su regreso fue recibido esplendorosamente y elegido presidente del estado de Pennsylvania hasta 1789, año en que se retiró, tras formar parte de la Convención que desarrolló la Constitución de su país. Murió en 1790, abrumado de honores científicos y títulos de diversas universidades de Europa y Norteamérica. Veinte mil personas asistieron a su funeral en Filadelfia. Había hecho buen uso de sus dos años de escuela
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario