El "encanto" de La Campana
a) En remotos siglos, el cono del cerro de La Campana era un promontorio o peñasco reluciente de oro y pedrerías, codiciado por una nación extranjera y valerosa, que vino a conquistarlo. Pero los machis, o brujos del lugar, resolvieron burlar la codicia de los forasteros, disponiendo que en una noche cayera sobre el cerro una espesa capa de granito que ocultó sus codiciados tesoros.
Han pasado los años y muchos son los mortales que buscan las riquezas entre las rocas del misterioso cono, pero los machis de La Campana tienen afilados los puñales con que quitarán la vida al que rompa el encantamiento de La Campana.
La roca del buey
En la bahía de Valparaíso, la Roca del Buey es un peligroso escollo que flota a la superficie.
Numerosos accidentes han acontecido en esta roca, entre ellos el de una corbeta, en la cual funcionaba una escuela con un magnífico cuerpo de profesores y alumnos, jóvenes de familias de Francia y Bélgica.
Esto obligó a ponerle una boya que pasó a conocerse como la Boya del Buey, por su quejido característico cuando había oleaje, el cual servía a los barcos anunciando la proximidad del peligro.
Los porteños lo sienten como un bramido de buey, que en medio de la espesa neblina y del temporal, está junto a los náufragos en el furor de la tormenta y el frío de la noche.
Cariño Botado
a) Los habitantes de este caserío cercano a Los Andes, supieron que las columnas del Ejército Libertador pasarían por ahí y de inmediato comenzaron los preparativos para hacerles un cariño, sin embargo, cuando todo estaba listo para recibir a los soldados de la libertad, se supo que la columna desvió su ruta, por orden de San Martín, por lo que los preparados quedaron abandonados, el cariño tirado. Y de esta ocasión tomó el nombre de Cariño Botado.
b) Este poblado se llama así porque antiguamente, en todas las casas tenían chicha, chacolí, no faltaba la buena comida y mucha alegría. Había una juventud sana, vibrante, niñas tocaban la vigüela y cantaban muy bien.
Todo el que iba a este lugar recibía nada más que atenciones, es decir cariño botado.
c) En Mendoza, República Argentina, existe una calle El Cariño Botado y refieren que en la época sanmartiniana, un destacado núcleo de familias que admiraban al gran organizador del Ejército Libertador, quiso tributarle un homenaje y, con tal motivo, organizó un suntuoso banquete que, desde luego, fue aceptado. Este se realizaría en las inmediaciones de la finca del Dr. Biritos, en Godoy Cruz, calle Tucumán.
Pero, es el caso que el día y la hora fijados, los anfitriones esperaban la llegada del Libertador, cuando en vez de éste, llegó presuroso un ayudante para presentar toda clase de excusas a los dueños de casa, causando, pese a las disculpas, la natural contrariedad, conociendo el carácter rectilíneo y cortés del General San Martín.
Transcurrido algún tiempo, los obsequiosos vecinos reanudan el convite, que el General acepta. Las familias invitantes echaron la casa por la ventana esta vez para atender como correspondía al Intendente General de Cuyo. A poco de esperar, aparecen varios oficiales de gala, pero no distinguen entre ellos a San Martín. Los oficiales explican que el General pocos minutos antes de asistir a la fiesta, tuvo que emprender un viaje de trascendental importancia para la campaña victoriosa de los Andes; explicaciones que las distinguidas familias no aquilataron y ordenaron a los criados que arrojaran a la calle comidas y dulces prolijamente preparados con que había de obsequiarse al General, cosa que se hizo en forma espectacular y pintoresca, con el natural asombro de los oficiales.
Y el botar todos los exquisitos manjares le dio popularidad a la calle en que vivían esas familias, llamándole la calle de El Cariño Botado.
CANARIO
Procede de las islas Canarias, es de trece centímetros de longitud, aproximadamente, con alas puntiagudas, cola larga y ahorquillada y plumaje amarillo, blanquecino o verdoso.
Se caracteriza por su mejor y más sostenido canto. Al macho se le encomia como pájaro de trinos.
Como ave canora se salva de la persecución a cambio de su vida en cautividad.
Se les tiene en jaulas doradas que cuentan con comedor, dormitorio y sala de baño.
Les cambian los insectos, el néctar de las flores del damasco, por una comida especial.
Se habla de canaricultura, cuidado e industria de los canarios. Se les presenta en exposiciones, tienen primeras medallas otorgadas en varios países.
Modulan sus trinos en las casas, donde ofrecen conciertos. Hay entre ellos magníficos cantores, verdaderos virtuosos que hechizan con sus melodías. Otros son concertistas. solistas, los canarios flauta.
Se habla de color Canario, que es el semejante a ellos. o vestida de amarillo; y Canario, es la persona rubia.
Antiguamente, en los hoteles se daba el nombre de Canario a la persona generosa y que otorgaba buenas propinas; Canario, se le llamaba al cajero de Banco, por el hecho de estar detrás de una rejilla de bronce.
Y al exquisito para comer, se le dice: Lo esperamos con sesos de Canario.
SIETE COLORES
Tachuris rubrigastra rubrigastra (Vieillot).
Desde Aconcagua hasta Chiloé. Se cuenta entre los pajaritos vistosos de Chile, tal vez por la belleza de los siete colores: amarillo, azul, blanco, bronceado, carmesí, negro y verde.
Su grito es como el croar de un sapito. No se adapta a la vida cautiva.
Consultado un campesino si sabía por qué se llamaba Siete Colores, respondió que cuando niño escuchó que un pajarito desplumado se escapó casi de la olla y como pudo llegó al taller de un maestro carpintero, y se untó todo su cuerpo de cola; después en la lengua de los pájaros, le fue contando a cada uno de ellos, hasta el número de siete, su desgracia de encontrarse desplumado, y les pidió tres plumitas, y se las iban dando; y como estaba untado de cola, se le iban pegando.
Como cada pluma era de un color; se quedó el pajarito más bonito que antes, con siete colores.
Otra versión de su cromatismo es ésta: Después del Diluvio, el Señor mandó un arco iris gigante. Este pájaro, que era juguetón, quería pasar sobre el arco iris, pero se caía a cada empeño. Volvía de nuevo a empezar y aleteaba bien rápido tratando de vencer el espacio coloreado. Tanto esfuerzo hizo, que al final pudo cruzar el arco iris y cuando salió de esta transverbera venía con siete colores.
La piedra feliz
La Piedra Feliz era un peñón enclavado en Las Torpederas, balneario de Valparaíso. Por muchos años los aburridos de la vida, los descontentos, los enamorados desencontrados, se despedían de sus vidas para siempre lanzándose desde lo alto al mar.
Toda una época señala a la Piedra Feliz, como la piedra de los infelices. Se suicidaban parejas, hombres o mujeres, ancianos, enfermos, abandonados.
Al pie de la roca, ramazones de algas se extendían y distendían como tentáculos de pulpos gigantes y se contaba que los suicidas erguían la cabeza entre estas plantas como incitando a lanzarse a las almas torturadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario