El Holocausto, también conocido como Shoah o Shoá (en hebreo, השואה; en yidis,האלאקאוסט Halokaust, o más precisamente חורבן Jurbán), es el nombre que se aplica a la persecución y genocidio de los judíos, y de algunos otros grupos minoritarios de Europa y norte de África, llevado a cabo por la Alemania nacionalsocialista durante la Segunda Guerra Mundial mediante el asesinato sistemático e industrializado.
Según el criterio más o menos restringido que se adopte para definir el Holocausto, la cifra de víctimas varía. Algunos historiadores lo circunscriben a lo sucedido entre los judíos y el Tercer Reich (unos 5,8 millones de víctimas). Otros estudiosos consideran que debe aplicarse también a las víctimas polacas, y a otros pueblos eslavos y gitanos. Un tercer grupo amplía el término para que abarque también a los homosexuales, los disminuidos físicos y mentales y los Testigos de Jehová, de modo que se estiman en 11 o 12 millones las víctimas del Holocausto, de las cuales la mitad eran judíos.
Se calcula que murieron víctimas de este exterminio 6 millones de judíos, aparte de unos 800.000 gitanos, 4 millones de prisioneros de guerra soviéticos o víctimas de la ocupación (fueron también objeto de exterminio sistemático), polacos e individuos calificados de asociales de varias nacionalidades (presos políticos, homosexuales, discapacitados físicos o psíquicos, delincuentes comunes, etc.). La exactitud de las cifras de muertos es dudosa, pero las aproximaciones oficiales son las siguientes:
polacos judíos (15,56 %) y no judíos (13,78 %),
alemanes judíos (13,33 %),
eslavos ( 26,66 %),
prisioneros de guerra soviéticos (17,78 %),
gitanos ( 3,56 %), y alemanes «arios» opositores políticos (generalmente personas con ideas de *izquierda y librepensadores) (6,67 %),
discapacitados (1,34 %) y
homosexuales (1,12 %)
alemanes judíos (13,33 %),
eslavos ( 26,66 %),
prisioneros de guerra soviéticos (17,78 %),
gitanos ( 3,56 %), y alemanes «arios» opositores políticos (generalmente personas con ideas de *izquierda y librepensadores) (6,67 %),
discapacitados (1,34 %) y
homosexuales (1,12 %)
La eliminación física de los judíos se realizó de forma sistemática, meticulosa y efectiva conforme a una estrategia bien elaborada que a veces se califica de "industrial". Ello no quiere decir, necesariamente, que el Holocausto tuviera un plan definido desde el principio: precisamente este es uno de los puntos que divide a los estudiosos, entre intencionalistas y funcionalistas:
Los intencionalistas consideran que existió un plan calculado minuciosamente de antemano, destinado desde el principio a dar muerte a todos los judíos que estuviesen en la órbita del Tercer Reich. El plan habría sido esbozado por Hitler desde muchos años antes, y ejecutado en sus diferentes etapas por funcionarios y soldados sumisos al líder una vez obtenido el poder. Algunos historiadores hacen mención a comentarios en privado que hizo Hitler antes incluso de publicar Mein Kampf que podrían sugerir la matanza masiva de judíos. Públicamente, la única declaración al respecto del partido nazi se encuentra en el programa del partido, adoptado en febrero de 1920: allí se reclamaban leyes antijudías, que les anulara la ciudadanía, y les impidiera votar o inmigrar, y expulsara a los judíos llegados con posterioridad a 1914 y se comprometía a castigar con pena de muerte a "usureros y especuladores" y los que comentan "delitos fundamentales contra el Pueblo".
Los funcionalistas sostienen, por el contrario, que cuando el partido nazi llegó al poder ninguno de los dirigentes del Tercer Reich tenían una idea clara de cómo actuar con respecto a los judíos. En su opinión, la idea de la liquidación en masa se fue desarrollando sobre la marcha. Los historiadores que defienden esta postura suelen presentar el asesinato en masa como un proceso de "radicalización acumulativa", a partir de iniciativas individuales de funcionarios del partido, del gobierno y del ejército y en las que Hitler tuvo poca intervención directa, limitándose a trazar las líneas generales sobre el "peligro" que representaban los judíos, pero sin decirles qué hacer para afrontarlo. Eso habría dado lugar a distintas estrategias, a veces incoherentes entre sí, antes de que desembocaran en el exterminio. En términos generales, la estructura del Holocausto fue la siguiente:
Primero, se creó el concepto de judío de acuerdo a unos criterios muy distintos de los utilizados hasta entonces. Una parte de la población europea quedó así marcada como enemiga según el ideario nazi.
En segundo lugar, se procedió a desposeer a los ciudadanos marcados de sus derechos de ciudadanía y sus bienes, separándolos así virtualmente del resto de la sociedad.
En tercer lugar, se emprendió la separación física de los judíos, con su concentración en guetos o su deportación a otros territorios.
El cuarto paso era solucionar definitivamente el problema judío: se pensó inicialmente en su deportación fuera de Europa y después se optó por su asesinato masivo, fundamentalmente por dos medios: ejecución por unidades militares creadas a tal efecto (en la Unión Soviética ocupada, sobre todo) o ejecución en campos de exterminio también creados al efecto (en el caso de los restantes judíos europeos).
El Partido Nazi, que tomó el poder en Alemania en 1933, tenía entre sus bases ideológicas la del antisemitismo, profesado por una parte del movimiento nacionalista alemán desde mediados del siglo XIX. El antisemitismo moderno se diferenciaba del odio clásico hacia los judíos en que no tenía una base religiosa, sino presuntamente racial. Los nacionalistas alemanes, y a pesar de que recuperaron bastantes aspectos del discurso judeófobo tradicional, particularmente del de Lutero, consideraban que ser judío era una condición innata, racial, que no desaparecía por mucho que uno intentara asimilarse en la sociedad cristiana. En palabras de Hannah Arendt, se cambió el concepto de judaísmo por el de judeidad. Por otro lado, el nacionalismo suponía el Estado nación, es decir, la homogeneidad cultural y lingüística de su población. Los judíos, considerados como personas pertenecientes a otra raza, inferior por lo demás, y por tanto inasimilables a la cultura nacional, sólo podían ser separados del cuerpo social. Frente a la raza judía, extraña a la nación, colocaban los nazis a la raza aria, que era la que constituía la nación alemana y estaba llamada a dominar Europa.
El primer problema era determinar quién era judío. Los nacionalistas alemanes no habían logrado establecer una línea divisoria clara entre judíos y no judíos; había en Alemania numerosas personas descendientes de judíos conversos que no tenían ya ninguna relación con la cultura judía, así como numerosas familias mixtas y sus descendientes. En este sentido, la primera preocupación de los nazis fue crear un criterio en el que basar la posterior segregación.
Las primeras leyes dirigidas contra los judíos no incorporaban todavía una definición del ser judío y se hablaba en general de "no arios". La definición finalmente adoptada fue la siguiente: judío era quien tuviera al menos tres abuelos judíos, fuera cual fuera la religión de la persona interesada. Quienes tuvieran dos o un sólo abuelo judío eran Mischlinge, es decir, medio judíos. Los primeros, con dos abuelos judíos, eran "Mischlinge de segundo grado" y podían ser reclasificados como judíos en función de complejas consideraciones (su religión o la de su cónyuge, por ejemplo). Podían también ser "liberados" de su condición y convertirse en arios en pago a los servicios prestados al régimen, o podían seguir siendo Mischlinge, con lo que estaban sometidos a ciertas restricciones en tanto que "no arios", pero no a las persecuciones dirigidas contra los judíos. Los Mischlinge de primer grado eran los que tenían un único abuelo judío y en general eran tratados como arios plenos. Los Michlinge de uno u otro grado abundaban en Alemania y a menudo lograban ocultar su condición. El dirigente de las SS Reinhard Heydrich, El Carnicero de Praga, era Mischling de segundo grado, dato que fue ocultado celosamente por sus superiores nazis.
Las primeras leyes dirigidas contra los judíos no incorporaban todavía una definición del ser judío y se hablaba en general de "no arios". La definición finalmente adoptada fue la siguiente: judío era quien tuviera al menos tres abuelos judíos, fuera cual fuera la religión de la persona interesada. Quienes tuvieran dos o un sólo abuelo judío eran Mischlinge, es decir, medio judíos. Los primeros, con dos abuelos judíos, eran "Mischlinge de segundo grado" y podían ser reclasificados como judíos en función de complejas consideraciones (su religión o la de su cónyuge, por ejemplo). Podían también ser "liberados" de su condición y convertirse en arios en pago a los servicios prestados al régimen, o podían seguir siendo Mischlinge, con lo que estaban sometidos a ciertas restricciones en tanto que "no arios", pero no a las persecuciones dirigidas contra los judíos. Los Mischlinge de primer grado eran los que tenían un único abuelo judío y en general eran tratados como arios plenos. Los Michlinge de uno u otro grado abundaban en Alemania y a menudo lograban ocultar su condición. El dirigente de las SS Reinhard Heydrich, El Carnicero de Praga, era Mischling de segundo grado, dato que fue ocultado celosamente por sus superiores nazis.
Dos elementos distinguen al Holocausto de otros casos de genocidio o asesinatos masivos.
El primer elemento es la ideología nazi, la cual es fervientemente nacionalista, aunque de corte político centralizado con un componente mítico añadido, que divide al mundo en cuatro categorías:
El primer elemento es la ideología nazi, la cual es fervientemente nacionalista, aunque de corte político centralizado con un componente mítico añadido, que divide al mundo en cuatro categorías:
la raza aria, superior al resto de las razas y destinada a dominar el mundo (y los arios que no estuvieran de acuerdo deberían ser eliminados); el resto de las razas, consideradas inferiores y destinadas a ser dominadas (y aquellos de esas razas que se resistieran deberían ser eliminados); los «impuros» (gitanos, homosexuales, enfermos, discapacitados, dementes, etc.), que estaban destinados a ser exterminados;
los judíos, considerados la antítesis de la raza aria y encarnación del mal, destinados a la exterminación masiva y sistemática.
El discurso y la estructura ideológica nazi están cargados de significación religiosa y mitológica.
El segundo elemento es la sistematización de los procesos de asesinatos masivos, los cuales comenzaron con la concentración de la población judía en guetos y posteriormente en campos de concentración y culminó con la implantación de la llamada «solución final al problema judío», que consistió en el asesinato masivo y sistemático de la población judía.
El principal elemento de dicha «solución» fueron los campos de exterminio, los cuales funcionaban como auténticas fábricas de muerte, cuya materia prima era la población a ser exterminada.
Durante el Holocausto, unos seis millones de judíos (alrededor de un tercio de la población judía mundial de la época) fueron exterminados. En algunos casos desaparecieron comunidades enteras, entre ellas la floreciente comunidad judía de Polonia (de más de tres millones de miembros) y la comunidad sefardí de Salónica (en Grecia).El número exacto de personas asesinadas durante el régimen nazi no se ha podido determinar, aunque se consideran fiables los siguientes números:
5.600.000 a 6.100.000 de judíos, de los que entre el 49 y el 63 % eran polacos,
3.500.000 a 6.000.000 de civiles eslavos,
2.500.000 a 4.000.000 de prisioneros de guerra soviéticos,
2.500.000 a 3.500.000 de polacos no judíos,
1.000.000 a 1.500.000 de disidentes políticos,
200.000 a 800.000 gitanos,
200.000 a 300.000 discapacitados,
10.000 a 250.000 homosexuales,
En total las víctimas suman una cifra de 20.000.000 (veinte millones de personas).
El Holocausto dio el empuje final a la creación del estado de Israel, ubicado sobre parte del territorio del Mandato Británico de Palestina, que acogió a los judíos supervivientes del exterminio. Estos campos fueron establecidos dentro de Alemania poco después de la ascensión al poder del partido nazi en 1933. Posteriormente se crearían otros campos en aquellos países anexionados o invadidos por Alemania antes y durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, como Holanda y Polonia. Mientras que algunos campos tuvieron una existencia más bien efímera, otros permanecieron en activo hasta la definitiva derrota alemana en la guerra.
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